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Soy sensible...


Sí, soy sensible también… ¿o qué creías?… soy sensible a la luz desacertada que toma dirección hacia mis ojos, sensible al frío gélido de ahora (me deja recistítico y doblado), sensible a una sonrisa bien trazada, sensible bien glotón a esos pasteles de yema y nata fría, sensible ante la pérdida (cualquiera), sensible ante el dolor propio o ajeno, sensible a un buen paisaje y a uno malo, sensible a un gran poema y a unas lágrimas, sensible a la razón del que no tiene, sensible al hambre de otros y a la propia, sensible si me miras, sensible a tu desprecio si lo asestas, sensible a los hachazos de mi banco, sensible a este abrumante deterioro, sensible a no tener lo que preciso, sensible a lo que digas si me afecta, sensible a un buen cigarro mientras leo, sensible (muy sensible) si viajo… y también soy bastante vulnerable a todo lo que hagan o que digan las personas que quiero con hondura… y soy mal encarado (de mí a mí) si percibo que juegan con mi tiempo, con mi afecto, con mi entrega cabal y decidida… y también soy un bruto empecinado si me siento cargado de razón… y me dejo engañar si me apetece (y me gusta dejarme)… y soy paranormal y me ensimismo si pienso lo que quiero y me apetece… y soy intransigente con todo el que perturba sin turbarme, con quien me abusa y muerde, con aquellos que buscan desolarme…
Soy sensible… ¿sabías?… aunque tú no lo creas… porque leí a Laforgue y leí a Brodsky, y aprendí que la vida es otra cosa… porque vi el horizonte y cormoranes pescando en el fragor de los cardúmenes… porque sentí algo intenso mientras todo pasaba apresurado… porque busco que el sueño que me atrapa, termine siendo yo en la amanecida… porque quiero cambiar todas las cosas de a muchos o a poquitos, y lo hago… porque me importa un rábano lo que piensen o digan… porque estoy atrapado, pero sé que hay salida… soy jodidamente sensible porque me faltas y me sobras… porque tiemblo al leer si es de Oliverio… porque me sé desnudo bajo el vientre y mi mano es capaz de deslizarse… porque aprendí a esperar (pero no siempre)… porque estoy hecho de años y fracasos…
Soy sensible y, cómo no, asquerosamente vulnerable, como cualquier vencido.
Espero que en el tramo del camino que me queda, haya una o dos almas que me amparen.


Y de este ser sensible decidí ayer, sin más, deshacerme a pellizcos de todo lo que quiero, y empecé con mis libros, que son mucho, pues mirando sus lomos yo florezco… y los toco como a una mujer mágica, y los siento quererme… y, a qué mentir, tirito, tirito y tiemblo. Quitarlos de mi entorno, desposeerme de ellos, es como desnudarme y sentir que su peso se me quita de encima y se me queda adentro… y luego está el proceso de saber que otras manos sopesarán su peso, pasarán por sus páginas y se harán cuerpo entero como fueron mi cuerpo… mis libros… siempre fieles… siempre amigos dispuestos a levantarme el ánimo y también a jodérmelo… Y también, no lo dudes, soy sensible por esto. 

Comentarios

  1. Buenas tardes, Luis Felipe Comendador:

    Tengo que comentar tus estupendos poemas de CORRE LA VOZ.
    "...vamos a cortar lotos al incendio
    y orquídeas si quieres..."

    ¿De veras crees que alguien puede pensar que no eres sensible?

    Un abrazo

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