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Esas preguntas nuevas, coño.

¿Cuál debe ser la dosis vacunativa contra el afirmacionismo negacionista?, ¿y contra el negacionismo afirmativo ponderado? ¿Qué cepa virulenta es la más indicada para el nepotismo de rebaño? ¿Hay respuestas mitocondriales interactivas capaces de desnublar las mentes de los tertulianos procovidtarras? ¿Por qué se respira mejor en las UCI’s que en el campo abierto? ¿Las terceras olas son de marea alta o de marea baja?… ¿Y las segundas olas? ¿Dios tiene que ver algo en todo esto?… ¿Y Iker Jiménez? ¿El cáncer ya no es para tanto?… ¿Y los infartos?… ¿Los anticuerpos aplanan las curvas o las enderezan?… ¿Y los anticuervos? ¿La asintomaticidad es un bulo o una bula? ¿Cuarentenas de quince días o quincentenas? ¿Cómo se desescala una curva en un estado de alarma con toque de queda y sin crampones? ¿Cuál es la tasa de gel hidroalcohólico para poder conducir sin problema? ¿Se incuba la inmunidad o se sucuba? ¿La nueva normalidad será más de rebaño o menos? ¿Los virólogos son personas normales o son élite? ¿Por qué los ricos se mueren de otras cosas? ¿Dios existe? ¿Los virus follan con frecuencia?… ¿Y las bacterias? ¿Confinar es finar con otros? ¿Hay gente que no se muere nunca? ¿Cuántos políticos han fallecido por covid? ¿Una cepa es el femenino de un cepo? ¿Los aerosoles incuban endémicamente los brotes o vulnerabilizan respiratoriamente el aislamiento? ¿Puede sustituir un ventilador la distancia social? ¿Si la emergencia es emergente, la divergencia es divergente? ¿Morbilidad viene de morbo? ¿El riesgo es algo nuevo o ya había riesgo antes?…


Son las nuevas preguntas que me reconcomen con esta aplicación del idioma recién inventada en los telediarios por los políticos asesorados adecuadamente por los expertos en todo… Y yo estoy harto, porque ya tenía suficiente con las jodidas preguntas de siempre y me gustaría seguir engolfado en ellas sin tener que andar ahora preocupándome por la posibilidad vírica y, a mayores, por el absurdo idiomático nacido de esa posibilidad.


Digo.

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