No sé… se riza el tiempo y algunos rostros familiares van desapareciendo de mi cabeza, se nublan sus facciones después de la muerte… y yo los busco, pero no hay forma de enfocar lo que fue… es como un apocalipsis pequeñito que me va datando y que me suma desaparición… entonces suelo encerrarme en el silencio tácito de las fotografías… en ellas busco gestos capaces de la sinapsis… y a veces los encuentro… y a veces no.
No sé… pero esta circunstancia como que me descabala, mientras consigue que todas mis prioridades se desubiquen de su fila y pierdan ese orden tan material al que están acostumbradas… así, me tocan los cojones el embargo diario de las cuentas, las llamadas constantes de presión, el sin nadie que ahora es mi pequeño negocio… y se me va el ahogo como de pronto, porque me ahoga más no tener el impacto de esos rostros idos en mi cabeza, sentir cómo los pierdo, cómo los difumino sin querer… pero a la vez hay algo que me sucede y que me gusta… en vez de los rostros buscados, me llega una inercia de gentes que solo me rozaron un ratito para dejarme marcado a fuego… niños que me sonrieron cuando les tendí la mano, miradas que me ataron fuerte con verdadera intensidad mientras yo no hacía casi nada y a ellas les parecía casi todo.
No sé… y sí que sé que esto no tiene arreglo ni de largo, que el hombre es alimaña en sus costuras y siempre habrá quien medre y quien decida descartar a quienes no le convengan, que habrá siempre sicarios dispuestos a quebrar la libertad del otro por un jodido plato de lentejas, que habrá quien dé valor real a lo que jamás habrá de tenerlo y despoje de dignidad a cada hombre digno… y eso me hace a la vez que me deshago, me impele a ser lo que quiero ser y no lo que quieren que sea con sus grilletes constantes, su moral interesada y sus ataques directos a mi individualidad.
No sé… pero sé a pies juntillas que haré lo que me salga de la escondida puntita de mi capullo, que perseveraré en mi idea del mundo y del hombre hasta que alguno, como hoy yo, sienta cómo desaparece sin quererlo mi rostro en su cabeza… es posible que digan las mentiras más atroces sobre mí para doblegarme –algunas han dicho ya desde su cobarde anonimato–, que me despojen de todo lo material e intenten ajusticiarme día a día con su cuchilla de cortar improntas… pero yo he de seguir en lo mío, en lo que debo y quiero ser, en lo que tengo que hacer y en lo que me apetece perecer.
No sé… se riza el tiempo y algunos rostros familiares van desapareciendo de mi cabeza.
Buenas noches, Luis Felipe Comendador:
ResponderEliminarTambién me gusta mucho mirar fotografías. Te dejo ‘Avec le temps’ de Léo Ferré
Un abrazo.
No quiero dejar un bobo "me gusta, sino un estruendoso aplauso y una viva palabra: ¡Bárbaro! Salut! Fátima.
ResponderEliminarNo quiero dejar un bobo "me gusta, sino un estruendoso aplauso y una viva palabra: ¡Bárbaro! Salut! Fátima.
ResponderEliminarTal vez el recuerdo no viva más que en los otros. Por los nuestros deberíamos preocuparnos lo justo (que se preocupen otros). Es una reflexión que comparto. Me encanta el blog. Bejar es un avispero con este tío zumbando por ahí. Gracias
ResponderEliminarPor tercerra vez, me cago en blogger, y ya se me ha ido lo que queria escribir, a sí... el recuerdo es algo que no nos pertence, quizá digo ... Es un compartir vivencias que cada uno guarda del otro. Estupendos temas los que tratas L.F. Gracias (no sé si volveré a escribir, sin duda sí que te volveré a leer)
ResponderEliminar