Mi querida mamina, ya más de un año sin tus besos, sin tu preciosa mirada y sin tu sonrisa, que eso duele, mi chica, no imaginas cómo duele. Hoy te escribo para ponerte al día de cómo van las cosas, las nuestras y las de todos. Lo más importante es que sepas que tienes una bisnieta nueva que se llama como tú y que ha heredado muchos de tus gestos. Sé lo que te gustaría tenerla en tus brazos y lo imagino con rabia cuando la tengo en los míos, aunque sé que es parte del hermoso tesoro que nos has dejado, y eso me consuela. Mario ya está grandote y muchas veces se acuerda de ti y pregunta, aunque no entiende muy bien que alguien al que quieres y que te quiere desaparezca de pronto. Es muy vivo mi niño, y no es pasión de abuelo, te lo prometo, y siente una atracción especial por los fenómenos naturales y por los barcos. Los demás estamos bien, mi niña. Papá quedó bastante tocado cuando te fuiste, pero luego recuperó y ahora es mi compañero de trabajo, como siempre lo fue. Viene todos los días a la imprenta y coloca, recoloca, ordena y atiende a la gente que viene a comprar cosas de los mercadillitos de mi ONG (le ha pillado el gusto a la cooperación y eso me hace muy feliz). Mi hermana y yo estamos bien, tramitando la vida día a día con sus cosas buenas y menos buenas, pero lo hacemos siempre sonriendo, como tú nos enseñaste, y vamos saliendo adelante. Tus nietos… Qué decirte de tus nietos, hermosos, grandotes y llenos de ganas de vivir, y te recuerdan constantemente porque fuiste una abuela súper (te cuento que Guillermo está recuperando tus recetas de cocina con mucho éxito, y eso mola, mamá). En lo cercano de todos, pues que quieren quitarnos el hospital de Béjar y nos manifestamos para intentar evitarlo (te alegrará saber que tus dos bisnietos ya han asistido a su primera manifestación, que sé que siempre te gustó que fuésemos luchadores y aprendiésemos a reivindicar nuestros derechos). Los pequeños negocios no van bien en el pueblo por causa del coronavirus y, a qué negarlo, porque ya sabes que aquí somos muy especiales y siempre le damos a ganar al de otro lugar y dejamos al paisano a dos velas, pero ya estamos acostumbrados, que son muchos años en la misma historia. De la política local, mejor no te cuento, y de la autonómica y nacional, mejor tampoco te cuento (manda quien manda y los políticos son cada día más marionetas que gestores… Te enfadarías y no quiero que te enfades, mi niña). También te cuento que andamos como hipnotizados con un volcán que ha erupcionado en la isla de La Palma (te quedarías embobada mirando cómo sale la lava, que es lo que a mí me sucede y hasta me seduce). El mundo está cambiando a pasos agigantados, mami, pero la gente no es mejor, pues el individualismo sigue en sus trece. Aún hay gente que me pregunta por ti cuando voy por la calle, y sobre todo le preguntan a papá (él se pone mimosillo, porque te tiene en su memoria como lo mejor que le ha sucedido en su vida, y se da cuenta del hermoso rastro que has dejado aquí).
Ya es hora de cerrar la imprenta y me voy a ver a mis nietos, mamá. Todos los días voy a verlos a esta hora y juego un ratito con Mario e intento coger a Carmencita para arrullarla un ratito (sonríe bien bonito, mamá. Te emocionaría verla sonreír).
Recuerda que te queremos muchísimo y que estás cada día en nuestros actos y en nuestra memoria.
Un beso gordo de tu canalla favorito, mamina.
Qué hermoso, Luis Felipe
ResponderEliminarEs un texto que encoge el corazón y lo deja arrugadito.
ResponderEliminarY precioso...
Un abrazo