Rabia por la muerte de Isaías Carrasco.

Volvió la muerte infame a posarse sobre el territorio español, esta vez sobre el cuello de Isaías Carrasco, un exconcejal socialista de Mondragón. Lo asesinaron ante los ojos de su mujer y de su hija en el portal de su casa. Yo no tengo palabras ya para estos crímenes [sé, como exconcejal socialista de Béjar que soy, lo ingrato de estos cargos pequeños y el enorme trabajo que suponen… y todo para entrar en las listas de los que pueden terminar así].
Hago esta entrada ahora porque llego indignado de mi casa… Estaba comiendo junto a mi hijo Guillermo cuando saltó la noticia por Tele 5 [estaba escuchando hablar a Esperanza Aguirre en una mesa con los consabidillos ‘contertulios’] y pude asistir durante más de quince minutos al espectáculo infame que ofrecieron la propia Esperanza [qué mal escogieron el nombre sus padres] y un ‘contertulio’ calvito, delgaducho y con muy mala baba que se sentaba a su lado. Se notó enseguida que a la señora presidenta de la Comunidad de Madrid le pilló la noticia sin asesores al lado y dejó salir de pronto todo ese veneno que la certifica y le avala como líder indiscutible de la ultraderecha española: hizo una entradilla de falso dolor con sonrisa cómplice y se arrancó con esa cantinela de que la culpa la tiene Zapatero, de que todo sucede porque el PSOE rompió la unidad de los demócratas y gritando unidad si el PSOE es capaz de unirse con alguien y acepta las condiciones del PP [a cada frase de la ‘dama azul’ se solapaban mil de la más baja estofa pronunciadas por el ‘plumilla’ calvete]… se me atragantó el arroz a la cubana y tuve que dejarlo a medias ante tal espectáculo [la moderadora del programa, una famosilla de la intertextualidad, no fue capaz de poner las cosas en el lugar en el que debieran estar, mientras que los restantes contertulios se quedaron mudos y con sus caras sombrías]. Terminó Esperanza afirmando con una sonrisa amplia que “estas elecciones las va a ganar Rajoy”.
Posteriormente me enteré de que los partidos han aceptado dar por terminada la campaña electoral [ya veremos si es verdad] y apagué la tele para sentirme triste con tranquilidad.
Me daré tiempo para meditar sobre lo que he visto hoy y para conocer las reacciones de los políticos, y luego prometo una reflexión abierta y durísima sobre ETA, sobre la doble moral de los partidos políticos y sobre la bajeza de gentes como los directivos de AVT y sus instigadores.
Ahora solo me gustaría pedirle a la gente normal que vote en conciencia y en absoluta libertad, que ejerza ese derecho que tanta sangre próxima o lejana ha costado, que participe en conformar el futuro próximo de nuestro entorno, que nadie se abstenga para que vuelva a haber vida antes de la muerte… y nunca después.