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Apilad los cadáveres...


La memoria murmura los nombres olvidados de las cosas, los paisajes que fueron arrasados por las constructoras y aquellos espacios que alguna vez parecieron vacíos… pero hay gente que existe y baila y llora y sueña mientras escribe solicitudes para ocupar todos los espacios que parecen vacíos… y lo curioso es que el lugar de la huella no es de nadie, pues el tiempo macera su venganza tranquila y deja que la vida consiga ser rumor y no otra cosa… luego, la muerte avanza, siempre avanza, y lo hace con sus pancartas viejas, como manifestándose, con sus gritos ajados para arengar al hombre… “tú eres la más elevada criatura, el perfecto, el sublime, el que ocupa los tronos, el fuerte, el que razona, el que conmueve, el capaz de cualquier heroísmo, el que contiene el genio y lo administra, el que encuentra la gloria, el que domina todo cuanto mira, el que administra el espacio y lo somete… pero el tiempo no es tuyo…”… la muerte avanza, y ríe, pues sabe que la tetera permanecerá junto a las tazas, que en Londres lloverá y hasta la mancha que cayó en el cemento podrán sobrevivirte sin tanto alboroto como tú levantaste…

Apilad los cadáveres, porque yo soy la hierba y necesito abono.

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