Ir al contenido principal

Que vuelva la astenia...

Que vuelva la astenia, coño, que vuelva... que estoy amordazado por el trabajo continuo y tedioso, que no puedo ni hablarme a mí de mí mismo en estos días... que vuelva la astenia con estas lluvias nuevas que van limpiando todo con lamidos de agua, que vuelva con los vientos racheados y las hojas rindiéndose al otoño, que vuelva igual que se fueron los pájaros a tierras africanas hace unos cuanto días, que prefiero estar quejándome de no saber escribir antes que de no poder intentarlo... y lo sé, claro que lo sé, que soy un culo de mal asiento y tan pronto me amohíno porque no tengo curro, como me cabreo porque el curro me abrasa.
Estoy saliendo de unas semanas locas de maquetaciones y diseños urgentes... y también de algunos malos rollos que tienen algo que ver con los celos profesionales [es de lo peor que conozco el que un tipo al que no conoces, y con el que jamás te has cruzado, se empeñe en fastidiarte porque decide de pronto que le pisas su terreno... sin pisárselo, claro]... y eso, que creo que estoy saliendo, aunque no acabo de salir... y no he corregido aún las galeradas de mi novela ni he podido poner al día los informes de becas SBQ.
Valles y montañas, altibajos, desequilibrios y equilibrios infinitesimales... pero siempre un horizonte hacia el que caminar, ese horizonte que se aleja un paso a cada paso que doy.
Eso, que no he tenido fin de semana este fin de semana... y estoy entre agotaíno y que muerdo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj