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Un tuneador de libros entrado en años...




En unos días se me van a clavar en las ingles cincuenta y cuatro tacos de nada, pero sigo fresquito y titiritero, aunque a trompicones... solo en algunos momentos –pocos– me siento como atrapado, y es entonces cuando se me vienen a la cabeza algunas antiguas traiciones y cuatro o cinco puñaladas que guardo en el archivo del pasado como el envés de una vida colmadita de asuntos y de cosas que hacer y deshacer. Recuerdo ahora que comencé a vivir con consciencia de hombre cuando decidí entregarme a tres o cuatro pasiones que aún perduran como proyectos fuertes y continuos ... solo algunas noticias que llegan a deshora -cuando estoy chusco- son capaces de llevarme a cortos estados de esplín, como el descubrimiento reciente de la obra de Pep Carrió en cuadernitos Moleskine, un tipo al que he seguido desde hace años y por el que siento cierta admiración, pero que me ha dejado KO con una propuesta visual y artística que descubrió en 2007 y en la que yo llevo trabajando con auténtico fervor desde hace la friolera de catorce años... ver esos cuadernos ensalzados por la revista ‘Experimenta’ me dio un golpe tremendo en la moral y hasta en las ganas, no por Pep, sino porque recibí de pronto un ‘coup’ dolorosísimo que se mezcló con una dosis de rabia que no sentía desde el proceso de la antología ‘Feroces’, que fue durísimo para mí y para algunos amigos poetas de mi generación... Pep Carrió había logrado en solo tres años que le prestasen una atención especialísima a unos cuadernos que yo ya llevaba haciendo casi tres quinquenios con el silencio absoluto como única respuesta a un proyecto en el que me embarqué como opción de vida, creyendo en él cada día, alimentándolo con verdadera pasión como un coleccionista enfermo, intentando mezclar mi genero literario preferido, el diario, con mi pasión por la expresión casi inválida de lo plástico, intentando buscar una mezcla capaz de poner unidad entre la vida al paso y los sentimientos más insignificantes. Mi reacción fue infantil, pues nada más ver el trabajo de Pep, me quejé tontamente en mi fbk y comencé a hacer entradas como un loco con algunos de mis ‘cuadernitos tuneados’ subidos a blog hace algunos años, todo con el fin absurdo de intentar dejar claro que en ese palo he echado miles de horas dejándome los ojos, pasando de familia y amigos, quitándole tiempo a mi trabajo y a mi ocio, estando noche tras noche, durante catorce años, trabajando en esos cuadernos un mínimo de tres horas diarias, sin hacer descansos en festivos o en fines de semana... y todo bajo una dura disciplina autoimpuesta, a la que no he faltado más que en cinco o seis ocasiones en todo ese periodo de tiempo, y con gran disgusto, por supuesto.
Ya sin el calor ruboroso de la adrenalina, quiero pedir disculpas a mis seguidores y muy especialmente a Pep Carrió, al que debo expresarle mi total admiración por el trabajo realizado en esos cuadernos. Uno tiene prontos y sentimientos, aunque vaya ya a meterse en los cincuenta y cuatro diciembres, y, a veces, noticias tan insignificantes como ésta resultan verdaderos golpes insoportables.
Lo dicho. Mi admiración a Pep, mis disculpas a todos vosotros y a seguir tuneando libros viejos, cuadernitos circulados y no circulados, agendas... como un tonto notario gráfico de las horas.
Abrazos.

Comentarios

  1. Ahora entiendo tu reacción, amigo. Te había malinterpretado completamente la primera vez. Era eso lo que te carcomía... Pues hay que joderse. Podría hablarte de lo periférico, pero no te diría nada que tú no supieses.

    Esta mañana, precisamente, hablaba de ti, de tu literatura, con una amiga. Siento que le pasa exactamente lo mismo que a tu arte. No recibe la justicia que merece. Hasta que un día empiece a hacerlo. Es cosa del azar.

    Que el azar no te ofusque, Pipe. Sólo el azar explica que Experimenta llegase antes a Pep que a ti. Ahora te entiendo y te entiendo bien. Pero no ha lugar. De verdad que no.

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  2. Es totalmente razonable tu rabia...el reconocimiento de una obra no siempre viene a tiempo, pero piensa tan solo en la satisfacción que sentiste al crearla... es la parte más sincera de ti, lo único válido.

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  3. ¿qué son 54 años si estás hecho un chaval lleno de proyectos?

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