Yo, que nunca supe de un trabajo fijo
y caí ante las voces más anodinas de mi tiempo
porque el éxito es cosa de otro tipo de hombres,
que doy la espalda y cierrro los ojos
para negar lo evidente,
que he sentido las risas un segundo después
y los más engolados profesores
de Lengua y Geografía e Historia se han mofado de mí en público,
que me he sentido tirado en el medio de la acera
por alguien a quien quería
y no sé llevar mi casa, ni a mis hijos, ni a mis padres;
que no tengo quién me entienda
mientras veo a tipos mucho peores que yo
alzarse con las glorias mundanas del dinero y las fincas,
que me siento miserable y no soporto
los consejos diarios que me ofrecen,
que contemporizo por no llegar a la ira [porque cansa],
que siento cómo mis versos
suenan en las voces de otros
y que lo hacen mejor, aunque sean usurpados;
que no se rebelarme, aunque por dentro estallo de ira
y no he ido a guerra alguna que no fuera ganada de antemano,
que milité para ser y nunca para hacer,
que vomito mi historia y nadie escucha,
que no aprendí a llorar cuando lo precisaba
y me quedé en silencio,
que soy el objetivo de todas las ruinas
morales y económicas,
que jamás creí en Dios ni pienso hacerlo,
que no sé si soy yo y me quedo tan quieto
como un árbol tocado por un rayo,
que quiero tener cosas y mirar a la gente
con ese falso orgullo de los nuevos demócratas,
que no quiero salir de esta ansiedad
porque temo al futuro y creo en el destino,
que no llevo reloj ni anillo alguno
que me señale célibe o ligado,
que no me pongo trajes
ni ya me recozco en el espejo del armario,
que me sé falso y sigo,
que estoy tan sometido y me amordazo solo…
alzaré mi cabeza y os miraré a los ojos
y no soportaréis mi verde de veneno
porque ya he comprendido
que nada importa
y es la hora veros
tan ahogados y míseros
como un solo segundo de mi vida de imbécil.
Yo, que nunca seré nada,
quizás os ponga al día
de todo lo que duele
porque bajé al pantano
y vi que todo es cieno
aunque su nombre fuera
nenúfar o gladiolo
algún día de triunfo.
Cuidaos de este viejo que agotado os mira
porque guardo puñales y espero en cada esquina
el momento frutal de pellizcaros duro.
No hay nada y nada espero.
No sé si te lo dije alguna vez, pero éste es, de todos, mi poema favorito.
ResponderEliminarBuenas tardes, Luis Felipe Comendador:
ResponderEliminarEl éxito ajeno
Las risas de otros
Hay tantos que se apropian tierras y fincas que no les pertenecen
POETA, continúa con tu ansiedad,
¿Qué haremos si no queda nadie así?
Todo es cieno, pero a pesar de ello, surgen nenúfares, gladiolos, y “flores LFC”
Merece la pena, aunque no haya nada... Y esto sea todo.
Un abrazo.
Deberíamos buscar cada uno de los conscientes una esquina, Luis Felipe.
ResponderEliminar