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¿Es la suerte buscada o el jodido deseo lo que fracasa?... 
El yo maniqueo siente un ardor licántropo en el vientre porque no sabe ser hedonista, pero no tiene ni idea de que el yo hedonista se siente mal por todo lo no conseguido... y ambos están mal, el del sí o el no y el del qué agustito... pero hay otros yoes que se entremeten y se entrometen... el yo lúbrico y lascivo, el yo exasperante, el yo apocado y tímido, el yo tristísimo... y ninguno acierta a acordar que todos son ese yo entero y vacío que se mueve y se espanta, que ruge y cacarea, que es proclive a secas... y yo siempre trabado en apartados estancos, en fases separadas, en trancos no mezclables, sin saber resumir, sin atinar siquiera a valorar cualquier otro yo distinto al que está sucediendo... y me lo explico a mí sin entenderlo, que es triste gracia.
Luego, dos o tres días sin musa, pero con anacondas... sin ese cremor tártaro que le da solidez a mi estado de ánimo, pero con los dientes afilados de mirar... sin nada claro, pero con todo haciéndose real si solo hay ojos...
Y retornar al cuerpo como espacio posible, a su juego de estatura y latidos, a la trepa xantófila que sube por las piernas intentando llenar de queratina el miembro, al gesto de la manos jugando a tocar aire, a la mirada insana (me encanta la insanía), al memo caracol que inhabita los muslos, a los codos mellados de tanto sinapoyo, al blapblap de la axila derecha... y a este sentir por dentro todo lo impracticable como una verdad a medias.
Y me como un bocata vegetal... no, que tiene huevo... y atún... y mayonesa... y le va perfectamente a mi estado de constante dejadez... un hilillo de saliva al primer mordisco... saliva para ensalivar, pero también para expresar la longitud del deseo... de  morder lo que sea... lo que sea. Y llega la ‘apareguda’ como blasonada por el hortera Abbé J. Blazy traducido al catalán por Josep Forn y con el nihil obstat del censor Licenciado Fortiá Solá, llega como una llamada de Alberto Moravia desde la vía Cristóforo Colombo para decirme : “Adiós, Matilde”... y solo tiene un pecho... perfecto, sí, pero solo un pecho... y quizás me baste.

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