Le pese a quien le pese, es buena la expresión del daño y siempre fue malo el silencio, tanto si la expresión puede aparecer injusta a ciertos ojos como si el silencio puede interpretarse como afinidad o como pura y simple complicidad... yo siempre he preferido ‘decir’ a pesar de lo que ello a veces supone. Y ahora toca expresar el sentimiento íntimo, el que está fuera de los complicados caminos que tomamos los hombres, el desnudo.
G es diáfano, limpio de alma, delicioso de tratar y muy fácil de querer, por lo que me parece profundamente injusto que lo circunstancial le haya traído sufrimiento y malestar (el mundo a veces es trágico en sus jugadas y tremendo en sus pagos)... y solo puedo declarar en voz alta que G es una de las tres personas que más y mejor huella han dejado en mi vida y que mi suerte, mi verdadera suerte, es haber compartido una parte muy importante de mi vida con él... ¿qué más decir?... ¿que le quiero como a un hermano?... pues sí, le quiero como a un hermano y siento profundamente lo que a él le duele y le maltrata, porque es injusto, profundamente injusto.
Dicho esto, solo me queda aclarar algo que pudo quedar oscuro en mi anterior entrada, quizás por mi cortedad expresiva y no tanto por el entendimiento del lector: Cuando escribí: “... pertenecer al sistema de la usura con conocimiento de causa, comer de él y vivir mejor que la mayoría gracias a él tiene que tener alguna contrapartida negativa... que dejar a la gente sin sus ahorros no es como para esperar que te feliciten las fiestas y se presenten cada dos días a invitarte a un vino en el bar de al lado pasándote amablemente la mano por la chepa...” estaba hablando justamente del ‘cerrado y dañino sistema bancario’ al que pertenece cualquiera que cobre un sueldo de él, tanto como yo pertenezco a sistemas diversos que resultan duramente lacerantes para el hombre y sigo en ellos porque no sé salir de cada uno de sus laberintos... y no es una expresión particularizada porque es genérica, y por ello no debe tomarse en calidad de reproche, sino como una sentencia pura y simple que acoge a todos los que participamos en sistemas fallidos para el hombre y urdidos por el hombre, y también, por supuesto, me incluye.
Quien conozca a G de verdad, como yo le conozco, sabe de su valor, de su hermosa consideración de lo entrañable y de su trazo moral y humano... el resto son causas y azares que el tiempo maneja a su antojo (y entre esas causas y azares, bien me pesa, están mis padres).
No puedo decir más... no sé decirlo.
Felipín, amigo. ¡Qué difíciles son algunas situaciones!
ResponderEliminarMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM... Puede que hables de Gerardo, fíjate si tengo memoria. Yo venía solo a felicitarte. Tengo un regalo muy especial para ti. Felices 55... ¿Que cómo me acuerdo? Pues porque siempre cumples los mismos que yo en el día de la Inmaculada (vaya día para nacer).
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