El día ha dado para un agudo ataque de ciática que se venía gestando desde hace una semana, y lo llevo relativamente bien porque, entre otras cosas, ayer perdió el Madrid en el último minuto [todo dicho sin acritud y, en todo caso, para que los madridistas piensen que en el castigo está la penitencia]. En fin, que sobrellevé el día de costado y con la cruz ominosa de tener que currarme los anuncios de la revista de ferias [castigo autoimpuesto por mi falta de decisión y por no haber aprendido aún a decir que no taxativamente].
Lo mejor fue la visita apresurada de los hermanos Fernández Magdaleno [casta de músicos grandes y pichones de la mejor sensibilidad imaginada]. Los quiero yo a estos tíos por todo, haciendo énfasis especial en Diego.
La otra visita también fue chula, aunque con más calidad de relámpago [todo por mi culpa, claro]. Unos amigos majetes de mi hermana vinieron a visitarme con ella y solo dio para un mosto con tapita por las jodidas urgencias imprenteras.
Y la tarde… reunitiva y de mediaciones, con buen rollo final.
En fin… otro día sin más.
De LECTORAS |
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