Ir al contenido principal

Hasta donde lleguemos...


Ayer comí con Paco Ortega [y su mirada canalla], con Anita [y su generoso escote] y con Pedrillo Cubino [bienhechor del sarao –mil gracias–].
Y dio la cosa para un ratito de relax molón, pues, entre otras cosas, a Paco le llamó la bella Mónica Molina cuando iba a arrancarse en un florerito de anécdotas con protagonismo Sabina en el escenario de su biblioteca [también hubo lugar para Camarón, el taxista de Camarón y la floripondista María Jiménez]… y Ana en tiernecito mirando a un bebé [yo también me encandilé del crío], y Pedrito gesticulando, como para alzar el vuelo, mientras nos relataba su gatomaquia y su murcielagofobia con ese énfasis magnífico y cubinero que siempre pone en las cosas.
Las viandas, a fuer de raras, no estaban malas [solo memoricé del menú la palabra “reno”], y mira que yo soy especial para esto del meter por boca.
El caso es que los colegas propiciaron que mi estresado mosqueo tomase itinerancia y cogiera descanso [no en vano llegaba de una reunión tensa con los zorolos Cámara en la que me autoimpuse un imposible compromiso de curro para quitármelos de encima]. Tal circunstancia es más de agradecer que el amago de zorrionda prometida e incluso que la comida misma.
Y ya en la tarde, un sustillo: golpazo por alcance al coche de mi Julia [llevaba de pasajeros a los abuelos, a mis dos chicos y a la mujer que quiero]. No pasó nada que no pueda solventar el seguro y todos acabamos en tarde de piscina.
•••

Hoy hace 25 años que contraje matrimonio con Mª Ángeles y el resumen no es malo: tres hijos lanzados a la vida para que sean libres, una casa común, cien mil proyectos, millones de sonrisas y un par de lágrimas, mucho amor compartido y espacio para arder sin dimisiones ni celos.
Ahora recuerdo que aquel día jugué un partido de tenis con Gerardo para abrir boca [mi amigo, siempre tan ocurrente, decidió que el partido sería entre Perú –él– y Camerún –yo–, siendo su nombre en la lid “Samy” y el mío “Sao”. Bajo estas premisas, cada vez que yo tenía el saque, Gerardo gritaba descojonao de risa: “Saca Sao”]. El testigo de aquella contienda preboda fue el amigo Justo [hoy jodido por una enfermedad rijosa y puta… va mi recuerdo más entrañable para él]. Después del partido hubo ducha y acicale [camisa blanca nueva, calzoncillos de seda, corbata granatita de corte beat, traje Yuste en marino, calcetines ejecutivo y zapatos dos tonos de Yanko]… y otra vez con Gerardo a tomarnos cocacolas en el bar de abajo [entonces era el Bar Samuel].
La boda fue a las once en El Castañar y solo el finado padre Julio [que más adelante llegaría a expulsarme del templo junto a mi amigo César durante una festividad de la Virgen] puso la nota anacrónica cuando, sabiendo de antemano mi voluntad de no comulgar y mi calidad de no creyente, se detuvo frente a mí con el copón en una mano y una hostia en la otra durante un largo minuto buscando mi reacción [pasé del cura y mi merienda divina le tocó al siguiente].
Recuerdo que Mª Ángeles estaba bellísma [lo sigue estando] con un traje de ceremonia corto y sencillo que consiguió que fuera el centro de todas mis miradas.
Del resto del día solo me queda el recuerdo de un agobio cabrón y la compañía de un montón de desconocidos celebrando lo que solo debiera haber sido de nosotros [las jodidas bodas bejaranas].
El caso es que hemos sido capaces de llegar aquí a base de amor y de comprensión, de saber dejarnos espacios para respirar y de acometer abrazados cualquier dificultad.
Soy mayor, y lo siento en las cachas, pero me encanta haber llegado hasta hoy junto a Mª Ángeles, como si nada y como si todo, sabiendo que mi piel es su piel y que sus ojos son los míos.
Y desde ahora… hasta donde lleguemos.

(21:25 horas) Y que se nos fue Estibalina como rendida a sus labores bohoyas, y que a mí me da como penina, aunque sé que va a estar más cerquita de su Raúl y que va a ser algo más feliz por una parte chiquitita y algo menos feliz por otra parte [ésta algo más grande]. Me consta que sus coleguillas de curro la quieren y afirmo taxativamente que los clientes [yo mismo] la veíamos profesional y encantadora.
Que tengas suerte, reina.
Va para ti esta canción bellísima de Madeleine Peyroux:

De LECTORAS

Comentarios

  1. Me ha dicho mi hermano Diego que hoy celebráis vuestras BODAS DE PLATA.
    Espero que celebréis las de oro y así sucesivamente.
    Un abrazo,
    Álvaro

    ResponderEliminar
  2. Mil gracias, hermanos [en el más extenso sentido de la palabra 'hermanos'.

    Un abrazote

    ResponderEliminar
  3. ¿Ya bodas de plata?
    Enhorabuena, compañero, que lo celebréis como merece.
    Besos para toda la familia

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

RAP PARA MARIO

RAP PARA MARIO No sé cómo explicarte lo que siento Ahora que estoy de lleno en mi descenso Y esto se acaba, Yo sé que esto se acaba Y no quiero marcharme dejándote una nada. Rapeo por si acaso no te gusta Leerte en mi diario y si te asusta Que en versos ajustados a la norma Tengas que conocerme. De esta forma, Que es más de calle trece que la mía, Voy a contarte, Mario, lo que un día Hiciste de este tipo desastrado, A veces caprichoso y a veces desbordado: Yo era feliz sin más, o eso creía, Dejándome llevar por la poesía, Sabiendo que era falso casi todo Y riéndome, sin más. Era mi modo Jugar a ser bufón y, entre los popes, Decir las cosas claras. Hubo golpes, Que todo hay que decirlo, golpes bajos, Que supe digerir. En mis legajos De aquellos tiempos quedaron escritos Palabra por palabra y muchos gritos. También triunfé, que no todo fue malo Y di algún que otro palo.   ¡Que bueno!   Pasados unos años, Jugando a ser oveja en el rebaño, Dejé una vida hecha, o eso creía, Hijos, un curro

SER COMPETITIVOS