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Prosaísmo empresarial.


Asuntos de trabajo me tienen hundido y necesito subirme a un caballo desbocado sobre el que desvariar y olvidarme.
No es fácil la vida de un pequeño empresario que tiene que lidiar con administraciones que se demoran cabronamente en el pago y a la vez pasan factura de lo suyo en fecha y con recargo, con sueldos y seguridades sociales que abonar a empleados con familia, con seguros y créditos, con caras mercaderías.
Siento que nadie me entiende a pesar de que procuro sonreír. Llego a mi casa y mis hijos son como esos pajarillos que abren la boca y piden, piden, piden… los abueletes, pasto del alzheimer cabrón, desgastan y gastan como a chorros; la casa se hace un mar de facturitas [comida, ropa, gas, impuestos, cosas que se estropean…], mi mujer va anclando su hermosura en una delgadez alarmante… y no está como para que yo le vaya contando mis cuitas prosaicas con banqueros, concejales y directivos de empresas con problemas de pago.
No me falta el trabajo, que nunca he tenido tanto, pero la tesorería rezuma un algo rojo que me asusta y me atormenta… es un tiempo moroso en el que nadie paga, porque ya se ha aprendido a dormir debiendo… y esta prosa de impagos empieza a devorarme otra vez, como antaño, cuando yo creía que había superado ese estado de tensión superficial para los restos.
Quizás esté deseando en lo más profundo que se rompa todo, que todo se vaya a la mierda, y así empezar de nuevo a levantar cabeza escribiendo, paseando, leyendo, sonriendo hacia adentro y gozando de la compañía de mis amigos, a los que tengo abandonados a su suerte.
Sé que es injusto lo que me está sucediendo, que hicimos una apuesta fuerte y salió, que el trabajo no cesa de llegar, que hay una pasta enorme en mi haber [que nunca llega] y que hay cierta opción de futuro… pero hay ratitos en los que ya no puedo con el alma ni con esta tensión de bolsillo vacío y de esfuerzo constante.
No sé.
(21:16 horas) A ver, que tampoco es para tanto, lo que sucede es que se me juntan mil asuntos y me acaban minando, como le pasa al resto de las personas del mundo mundial, pero me he permitido anotarlo porque este espacio cuenta mis días y no deben faltar los trajines prosaicos que son causa de tantas derrotas. Me apetece dejar la marca de lo que me sucede en estos días para poder leerlo con distancia y verme con algo más de nitidez. Estas cosas me ayudan a entender a veces cómo surge una fase creativa, por qué lo hace y en qué claves conecta.
No pido apoyo ni conmiseración, no busco ayuda ni abrazos… solo dejo un estado de ánimo que sé que es cambiante y que a mí me sirve para conocerme y reconocerme [también valoro antes de escribir este tipo de asuntos que hay muchas personas que sufren de lo mismo y que pueden verse reflejadas en mis pasos… igual mañana encuentro soluciones y le sirven a otros].
Mil gracias, amigos.
De FUMADORAS

Comentarios

  1. Dejaré de visitar tu blog si me pones tantos cocos.
    Arriba, hermano.

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  2. Que sí, hombre, claro que te comprendemos. No hay que tener vergüenza ni timidez para reclamar lo que a uno le deben, ni de reconocer que se vive de ésto (o de aquello). No. Ignoro la razón por la que vamos pidiendo casi un favor...
    Poco más podemos decirte.
    (Hoy no soy guapalupe, que no estás para frivolidades)

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  3. Un sentido abrazo, Luis Felipe. Trabajar para instituciones y determinadas empresas es un nuevo esclavismo: se debe seguir trabajando para ellas para cobrar lo adeudado desde hace meses y que lleguen nuevos trabajos. Desgraciadamente, jamás estarás al día con ellas. Pero, efectivamente, hay que llenar el plato cada día.

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  4. Como bien actualizas, algunos estamos condenados -bendita condena- a mirar hasta los dolores de cabeza a través de la literatura.

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  5. No dudes ni por un momento que el desahogo que tienes a través de las letras, aunque mañana te pudiera parecer exagerado, te va a servir para mucho.
    La vida es una lucha continua y es bueno descargar los pesares de alguna manera, así es como mejor se ven las soluciones.

    Suerte!!!

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  6. gracias por tus pensamientos. la sierra está realmente preciosa.

    >las cosas mejor trazadas son las que llegan sin buscarlas, sin forzar nada, de tal forma que hasta lo más despreciable, cuando llega con naturalidad, puede convertirse en materia poética.<
    hoy me animó esto de veras.

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