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Café negro...


Me llenaron la taza con el café negro mientras pensaba en mi destino de mañana… hielo en un vaso y dos azucarillos, pues quizás no haya risas ni cantos de victoria, ni siquiera un pañuelo de algodón para enjugar las lágrimas… y abrí la cartera para pagar y todo cayó al suelo por mi torpeza natural… el documento de identidad con esa cara de delincuente consumado que le pongo siempre a los fotomatones, la tarjetita naranja de Alcer con la que aseguro a cualquiera que he donado mis órganos, el antiguo carnet de desplazado a Tanzania en calidad de humanitarian aid officer con fecha de 1999, mi antiguo carnet de alumno de Biológicas en la Universidad de Salamanca, el carnet de colaborador con la enseñanza [una pieza roja y blanca que me ha procurado varias entradas gratis en diversos museos], mi antigua acreditación como miembro de WWF, la tarjeta de donante de sangre [hace ya demasiado tiempo que no suelto esas gotas rojitas], un par de tarjetas Visa caducadas, una foto con mi viejo y fallecido halcón peregrino en el brazo fechada a lápiz en 1976, un posavasos del Club Inglés de Arusha, varios comprobantes de cajero, dos fotos antiguas de carnet con carita de gaznápiro y perilla, un poema de Ángel González manuscrito y dedicado por él en una servilleta [“Vivir para ver: ¡joven poeta de cuarenta años! /¿Último logro de la geriatría? / No; retrasado mental, sencillamente.”], varias tarjetas de visita con los bordes comidos y algunos teléfonos en una hoja cuadriculada… todo un pasado perfecto a la hora del café, y yo con el destino de mañana en la cabeza, con la pregunta constante de qué me hará girar o cómo mantendré mi pose ausente en un mundo que empuja y acelera… y pagué… y me acerqué hasta el banco, pero resultó inútil hacer la operación que pretendía [la chica que me atiende –me entiende– normalmente está de vacaciones y su sustituta no me pasa ni una… y yo estoy para que me las pasen todas], así que desistí y me largué a ese mundo absurdo de calendarios y talonarios con dos copias, de libros por alzar y vinilos que pelar, de gaitas con Hacienda y la SS [que se pasan el día enviándome jodidas cartas con acuse de recibo].
Y volví al banco para cambiar euros en dólares, y que me cambiaron los euros a 1,41, mientras el mercado marca a 1,47, y que encima me cobraron 10,30 euros de comisión… quizás para paliar los males de esa ONG llamada “banca” que compra dinero a un uno y poco en el interbancario y lo vende a lo que le sale de los cojones… esto no va bien, colegas… los medios destapan cada día asuntos turbios de partidos y ayuntamientos, pero no hablan nada de los mayores ladrones de la historia del hombre, los peores, los que roban a diario a quienes tenemos poquito y lo hacen con chaqueta y corbata, amparados en la legalidad de un sistema que los mantiene con dinero público en esa peana de poder y dinero a espuertas… hay que acabar con este sistema como sea y hacerles sufrir sus latrocinios expuestos en las plazas públicas, y quitarles todo, pero todo todo.
Meca….

Y que ya he tocado mi nuevo librito nuevo con mis manos calendarias... y es suavito y chuli.

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