Ir al contenido principal

Soy de cuando la góndola...


Soy de cuando la góndola llegaba en las ferias de septiembre con el olor a churros y esa cosita como de algodón dulce y manzanas caramelizadas con palito en que se convertía mi vida, soy de aquellos futbolines con gatera para las bolas sobadas en los que me pasaba horas intensas aprendiendo a ser competitivo... soy de tiroflechas y tren brujo, de coches chocones con su musicona a tope y sus fichas de colores insertadas en el monedero esperando el comienzo del viaje... soy de un tiempo de botas Gorila y de pantalones cortos, de camisas Fórmula color guinda, de calcetines de rombones y de cinturones de goma trenzada... soy de un tiempo de balones de correílla y de vendas de gasa para las muñecas, de un tiempo de rodilleras de portero hechas de rafia y de calzoncillos blancos... soy de una época de vermouth con sifón y gaseosa, de un tiempo de tirachinas de madera y rodilleras de escái, de peonzas y de hinques, de canicas y de chapas de ciclistas con cristalito y masilla... soy de un tiempo de cartabones de madera y plumieres de dos pisos, de un tiempo de tinteros de porcelana en los pupitres y palilleros con plumillas... soy de cuando la tinta azul se secaba en costras negras y en las carteras siempre había papel secante y difumino... soy de cuando Campito era el dentista de mi pueblo y te sacaban a la vez las anginas y las vegetaciones para ahorrar algo de dinero... soy de cuando los empiñonados de Cela y las bambas de nata de Castaño... soy de cuando había acacias en las calles y el policía municipal llevaba un casco blanco... soy de un tiempo de Citrania y Fru-frú, de un tiempo de Chirucas y botas Tao, de un tiempo de toros en la calle y lotería, de un tiempo lleno de vespas verde pálido y gordinis... soy de cuando se pescaba a la trepa con diez anzuelos y se cazaban arañas con un palillo... soy de cuando las cerillas eran magia, de cuando los candados con dos llaves, de cuando los imanes de herradura... soy de un tiempo de ejercicios espirituales y recreos en silencio, de cuando los curas te sobaban con esa impunidad que ya casi no tienen... soy de bendición y cine de domingo, de cuando la cruzada de la bondad y los azucarones con leche... soy de cuando el pan se vendía en libretas sobre el olor de las tahonas y el chocolate se medía en onzas... soy de cuando aquella planta curatodo a la que tenías que quitarle una telilla y ponerla sobre lo dañado... soy de cuando las lagartijas lo ocupaban todo... de cuando Locomotoro y el Tío Aquiles... soy de cuando las fajas con ballenas y las bragorrias blancas con dibujos calados que llegaban hasta el ombligo... soy de cuando el papel El Elefante, de cuando los calbotes, de cuando los pajaritos fritos... soy de cuando el primer comediscos y el Spectrum, de cuando los cromos Maga, de cuando los velos, soy de cuando mi abuelo Saturnino llevaba los pitillos en la oreja, de cuando Sebastián el de las medallas, de cuando las cintas de san Blas y la cruz de ceniza en la frente, soy de cuando odiaba a los niños de la OJE y de cuando las Montesas y las Bultaco... soy de un tiempo en el que la gente creía en Dios sobre todas las cosas, en el que el mar estaba tan lejos que parecía no existir... soy de cuando la radio de lámparas y la Biblia de Nácar Colunga, soy de cuando las estampas de María Auxiliadora y de cuando el suicida que se colgó de un árbol, soy de cuando las cartillas de la Caja de Ahorros de Salamanca se ponían al día a mano, soy de cuando los dos reales y de cuando los billetes de veinte duros... soy de un tiempo en el llovía más, en el que nevaba más, en el que hacía más calor y las reinetas sabían a gloria... soy de cuando lo de Carrero Blanco y de cuando lo de Tejero... soy de un tiempo de paraguas en septiembre y Cola-cao frío en agosto, de cuando te ponían medallas en la clase de mates, de cuando los certámenes de catecismo en el teatro del cole... soy de un tiempo de flequillo y peine de aluminio en el bolsillo trasero, de un tiempo de muelas careadas y de ratitos de taba, de un tiempo que pareció gris y para mí fue purito arcoíris...
Y todo esto lo recordé después de escuchar el último poema inédito que leyo en Béjar Antonio Gómez.
Somos, Antonio amigo... y también fuimos.

Comentarios

  1. Se culitoo..!!
    Uffff, y que vengo cabreadísima Sr. Comendador, que ya estoy asqueá de ver tanta larva saliendo de este pútrido mundo ¡¡ajjggggg!!.
    Algo bueno: tus Dientes de leche, (pera que estoy costipaína y se me caen los mocos.... -ya-) que digo que me ha encantado. Mucho, muchíísimo, y que hace poco leí un prólogo de Félix Grande y, yo, con su permiso, te voy a dedicar un trocito porque parece que lo escribió para ti:
    "Venía a comerse el mundo pq traía desde su infancia una voracidad maldita, un hambre clamorosa de poesía y de venganza y unos colmillos jadeantes como los de un poeta barroco flagelado de romanticismo. Su bulimia de justicia y sosiego, su glotonería de amistad y de carne de mujeres, su desazonado apetido de belleza y de fraternidad... lo empujaban todos los días a acariciar las tetas y las nalgas de las oraciones gramaticales y a untar con su saliva a las palabras después de haberlas excitado con las dentelladas del deseo".
    Gracias Sr. Comendador por hacernos pasar ratito buenos.
    -Un besín-

    No sé si se guardó mi anterior comentario. Menos mal que lo copié, por si las moscas. Si se repite, no lo publique Vd. s´il vous plaît.

    ResponderEliminar
  2. LF: podrías indicar qué poema de Antoniogómez era ése? Porfas.

    ResponderEliminar
  3. María, es un inédito que leyó en Béjar... no sé más.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj