Las cenas pantagruélicas de otros, el alcohol del estío, la rodilla derecha que se duerme por falta de riego, el pan a las dos, el circo de la gente, el calor asfixiante de mi local a veces, la carita de niña de mi hija, el ardor en la esquina siguiente, la prisa para todo en un ‘pornada’, la ingratitud aneja, el sabor a sordina de algunas ‘amistades’, la presión a deshora, el culo memorable de una mujer que caminó delante de mí esta tarde, lo gris en todas partes,
un poema de Rilke que no atino a entender, el recuerdo de un antes que ya se ha hecho nunca, las sonrisas más falsas, el rencor como salida extraña, la política, el sudor frío de ayer, soñar en alto igual que anteanoche, el fresco de las sábanas, un cuerpo, la voz de cada uno, la de todos, el tridente del Barça, castañuelas, olivas con anchoas, Cubino por la tarde gesticulando un poco, el ardor, el amor, las canciones de Madeleine y un poco de rubor para la cena.
De LECTORAS |
Eres más que el Joyce.
ResponderEliminarUn abrazo.
Álvaro