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Poema de amor desquiciado para Mariángeles.


Sé que no me he formado con mis lecturas, y menos con lo que la enseñanza oficial me quiso prestar durante unos años. No. Mi formación, mala o buena, ha llegado siempre de forma accidental y azarosa. Siempre de forma circunstancial y sin buscarlo.
Todo lo que he escrito o pensado procede de tristezas y alegrías, de palos y contados éxitos, de conversaciones con amigos y enemigos, de miradas lánguidas o encendidas, de tardes de profundo aburrimiento y de noches rojas como sexos abiertos, de días tirados por la borda y de demasiadas ganas de desaparecer… y sobre todo de haber sabido buscar en cada experiencia notable una obsesión y una respuesta rápida.
Cada día me convenzo más de que la lectura actúa en mí distorsionando y sacándome de la vereda que debo seguir… por eso ya casi he dimitido de leer prosa y probablemente me plantee dejar de leer poesía.
Las palabras me engañan si no soy yo quien las pronuncia y quien las escribe, me hacen dar pasos atrás que no debiera dar.
Leer es pernicioso para mi idea de singularidad.
•••



Hoy es el cumpleaños de mi hija Mª Ángeles y por primera vez no lo celebraremos comiendo juntos, ya que trabaja y eso nos ha robado el beso necesario y el abrazo fuerte a la hora exacta.
Sus veinte años ya me están medio matando, pues la siento en el trance de echar el vuelo y eso me deja herido y roto.
La quiero demasiado y no sé cómo gestionar los cambios que se avecinan… me da miedo, mucho miedo.

POEMA DE AMOR DESQUICIADO PARA MARIÁNGELES

Tenerte es simplemente
considerar la idea de que me faltes
y ponerme a llorar
como un vencido
sobre las fotos viejas
en las que éramos uno
compartiendo la piel y el esqueleto,
la mirada y los gestos,
la risa y los azares.

Porque la vida quita
mientras da, buscando
el equilibrio más terrible,
cualquier día mostrará
su cara cierta
y hará anidar tus manos
sobre una piel extraña
y en ella brotarás
como un olvido
magnífico e indecente.

Yo entonces morderé
mis labios en silencio
porque sé que los ciclos
se completan voraces
y eliminan los restos
de lo que fue magnífico,
radiante, indescriptible…

y el rito de la vida
te otorgará ese cetro

con el que ser esclava
de otras vidas pendientes
–como la tuya ahora–
en las que completarte.

Mis lágrimas de hoy
son libertad de ti,
también cadenas
que has de ponerte sola.

Ama y déjate amar.

El resto es nada.


NOTAS PARA MARIÁNGELES

• No confundas la pasión con el éxtasis. La primera es camino y el segundo es final.
• La mayor fascinación procede de la contemplación del paso del tiempo sobre los hombres y las cosas.
• Tu acercamiento a la libertad radica en cómo sepas luchar contra los valores de la multitud para singularizarte.

(17:53 horas) Sin demasiado que hacer, he leído un poemario inédito que me dejó anoche el colega Reynaldo Lugo para dar opinión… y he disfrutado de su poesía extraña, pero magníficamente bien trabada –poco tiene que ver con la de su tocayo endiosado, por marginación y muerte, Reynaldo Arenas… y bastante con esa nueva voz americana en la que vibran Enrique Bacci o Julio Eustaquio Sarabia–. Estoy seguro de que sería muy del gusto del Eduardo Milán que seleccionó el volumen ‘Pulir huesos’.
La verdad es que esperaba encontrarme a un poeta narrativo –marbete siempre del novelista que versifica–, pero me he encontrado un hermoso universo de símbolos que me han sacado de ese jodido tun-tun de valles y colinas, de regatos y honduras que tanto han machacado mis ojos en los últimos meses de lecturas poéticas [le he pillado manía a la atiplada lírica del paisaje].
Reynaldo habla de distancia [‘¿Cómo protegerte si no estoy?’], de dolor atenuado por una compañía [‘Llevo sobre mis hombros / la cruz de la sustancia austera / el polvo de tu espectro /el dulce lastre / del soy / del siempre he sido / del nunca dejaré de ser.’], de compromiso personal, de una especie de existencialismo mágico [‘Te dejaron / un Dios / a quien confiar tu voluntad sin nombre / para evitar el dolor de saber / que todo no es más que esto.’]… y trajina con Dios y por Dios como le da la gana.
Me gustó el ‘compañero’ en versos y le veo horizonte en ese espacio.

De FUMADORAS

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