Ir al contenido principal

Es hermosa esa nieve.


Cuando salí a la calle esta mañana, estaba nevando intensamente y sonreí [la nieve siempre me trae recuerdos alegres y me pone el cuerpo a tono]… y al llegar a mi estudio comprobé que aquí adentro también acababa de caer una hermosa nevada, pues al abrir mi mail me encontré con el aviso de La Caixa de una fuerte colaboración con ‘SBQ solidario’ por parte de los colegas Jesús y Sinda [para que os hagáis una pequeña idea del valor de las aportaciones económicas que nos hacéis llegar, os comentaré que tenemos determinado ya un terreno en Alto Moche y estamos valorando su compra. Son 2.000 metros cuadrados y su precio oscila entre 600 y 800 euros]. Así que me puse a dar brincos y a reír a carcajadas gracias a vosotros, hermosos vencidos que aún no sabéis lo que es rendirse. También estoy gozando de esa sensación antigua que me indica que lo estamos haciendo bien esta vez, sin mediadores grandes que se dejen un bocado importante del pastel en gastos de gestión y en sueldos solapados a ‘voluntarios’ [guardo de eso muy malas experiencias, circunstancia por la que me he decidido a gestionar estos proyectos directamente y hasta el final, me cueste lo que me cueste, para conseguir que todos los recursos, absolutamente todos, lleguen limpios hasta quienes los necesitan].
Hermoso día se presenta, compañeros.
•••

Recién comido y solito, como más me gusta, subí con mi coche hasta el montecito de El Castañar y me di un paseíllo por la nieve virgen, jugando a dibujar con mis pisadas el lamido esqueleto de una mujer aterida de frío, su columna vertebral como calada entre las agujas caídas de los pinos sobre el manto blanquísimo. El frío me acogió hasta penetrarme con ese rigor suyo que golpea y enciende la nariz como un piloto. Lo sentía voraz en esa simetría que supone la muerte con la vida y hasta atiné a burlarme de su aliento y de sus gélidos puñales colocando mi mano durante un minuto largo, abierta, sobre el pudor del blanco.
Tocar la nieve, apretarla, requiere la cautela de saber cuándo dejarlo… penetrarla, precisa de una heráldica del frío minuciosa y alquímica… llevártela es asunto algo más delicado, como apresar el viento de una tarde o el cómico chillido de cuclillo.
Mancillé el blanco con auténtico gozo [me encanta mancillar lo que es diáfano e impoluto, lo reciente, lo perfecto, lo estrictamente desnudo] y me figuré espejo de carne buscando una presencia que se hiciera reflejo en mi volumen… pero no la encontré.

Volví aterido a refugiarme en mi estudio, con las manos ardiendo como carbones encendidos, con la nariz golosa en su goteo, con la boca lanzando humaredas de vaho como pequeñas nieblas, con los pies azulados y la cistitis mía latiendo como un párpado en el centro.
Disfruté del silencio y del sordo crujido de mis pies en la nieve, de algunos derrapajes con mi coche contento en el campo de fútbol de los PP teatinos, de las fotos que hice en lo oscuro del día, de las bolas de nieve que tiré a los erizos, de los copos cayendo racheados y vivos, de algunos resbalones, del verde contoneándose en las plantas perennes, de mi risa en el centro de aquella soledad incomparable.
El santuario tenía sus dos puertas abiertas… la imagen de la virgen estaba sola, a oscuras, esperando a que alguno pusiera una moneda para hacerla de luz [el vil dinero].

Comentarios

  1. Es una excelente noticia Luis, mis felicitaciones a todos!!!! De a poco las cosas salen bien y la nieve alegra ajjaa. Un abrazo grande!

    PD: En la semana te envío el documento del proyecto.

    Abrazo.
    Ariel.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta haberte hecho brincar y reír, Chispita alegre, pero no era necesario decir nombres. Ves por qué a veces me escondo detrás de un pseudónimo?
    Es broma, eso lo hago por el gusto del juego, aunque siempre hay algún brujo que te descubre.
    Que el día -y el año- se termine igual de hermoso.

    ResponderEliminar
  3. Me enseñaron hace tiempo que lo que no se nombra no existe, y sigo esa máxima al dedillo. Mil gracias por todo vuestro afecto... y no juegues tanto, que el día menos pensado caemos todos en tu red y se hace el desastre [desartre].

    Un abrazote para ti, otro para el Jesusito y un mordisco en el carrillo para la brujilda esa que te revuelve la casa [dile que mi madre se acuerda mucho, mucho, de ella].

    Besotes.

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno el hallazgo del "desartre", ya me gustó cuando lo vi en "Mi vida es un auténtico desartre".
    (Leticia también se acuerda de tu madre).
    Más besos

    ResponderEliminar
  5. Qué contento estabas hoy, ehhhhh?!!
    Esta Sinda es genial (y su family también, que todo se pega...), y lo de la moto -ahora en serio- no es tontería, que por internet no debe ser difícil venderla.

    Os mando muchos besitos para repartir.


    (pd.: 800 -leches, fíjate si soy pobre que ni encuentro el símbolo del euro en el teclado (...) ahh, ya lo encontré, es que está desgastaíno-, digo que 800 € por 2.000 m2, qué fuerte no?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj