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Imagina (II).


14 de enero de 2009
Imagina a un sacerdote que no cree en nada, a un general que duda de sí mismo, a un vagabundo que se ríe de todo [hasta de la vejez y de la muerte], a un interlocutor de mal carácter, a un bailarín al borde el abismo, a un narciso que ama a todo el mundo, a un bromista sangriento deliberadamente miserable, a un poeta que duerme en una silla, a un alquimista de los tiempos modernos, a un revolucionario de bolsillo, a un pequeño burgués, a un charlatán, a un dios, a un inocente, a un aldeano de Santiago de Chile... y subraya la frase que consideres correcta para que lo imaginado se parezca a tu idea de un antipoeta.
Imagina un temporal en una taza de té, una mancha de nieve en una roca, un azafate lleno de excrementos humanos como lo cree el padre Salvatierra, un espejo que dice la verdad, un bofetón al rostro del Presidente de la Sociedad de Escritores (Dios lo tenga en su santo reino), una advertencia a los poetas jóvenes, un ataúd a chorro, un ataúd a fuerza centrífuga, un ataúd a gas de parafina, una capilla ardiente sin difunto... y marca con una cruz la definición que consideres más correcta a tu idea de antipoesía.

Si has cruzado y subrayado, si has pensado tu respuesta... es que acabas de leer uno de los poemas que más me gustan de Nicanor Parra [‘Test’].

Y luego quita el polvo de los muebles, friega el suelo, ordena tus libros por orden alfabético de autores, rellena tu mechero con gas a presión, limpia tus zapatos con betún caliente, orina y cuida que la última gota no haga cerco en tus calzones, retira los visillos y mírate en la ventana con el paisaje al fondo, péinate y sal a la calle, camina, vuelve a casa y enciéndete un cigarrillo... que yo ya estoy velando tu cadáver pendiente... y lo hago con honores.

PIENSA EL AUTOR QUE NO ES NI MITAD.

Al despertar, la cama estaba fría
y el sol hacía equilibrio en la persiana
mientras yo mordisqueaba la manzana
de un sueño de mujer como ambrosía.

Me abrí al mundo en la ducha, que molía
en mi cuerpo maduro la galbana,
y busqué el pantalón, aquél de pana,
que tantos años sabe de mi umbría.

Salí a la calle como a la batalla,
buscando en las esquinas al sicario
que lleva en su navaja mi futuro...

pero no encontré más que un aire impuro,
un affiche del Ché y el recetario
de una vida pendiente de canalla.

•••

PIENSA EL AUTOR QUE NO ES NI MITAD [Versión]

Al despertar, la cama estaba fría
y el sol hacía equilibrio en la persiana
mientras yo mordisqueaba la manzana
de un sueño de mujer que no era mía.

Me abrí al mundo en la ducha, que llovía
en mi cuerpo desnudo de badana,
y busqué el pantalón, aquél de pana,
que tantos años sabe de mi hombría.

Salí a la calle sin pulir mi talla,
buscando en las esquinas al sicario
que lleva en su navaja mi apellido...

pero solo encontré a un pobre tullido
y a una mujer de oscuro... y fui notario
de este intento de ser que siempre falla.

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