Había salido, después del trabajo matinal, con la gente de mi empresa a celebrar el fin de año tomando unas cañas juntos... no me apetecía nada, pero tenía cierta obligación moral porque se había presentado Antonio Garrido para invitarnos a todos a una última caña como compañero de trabajo [hoy, definitivamente ya no pertenece a mi empresa]... pisamos PdT, bebimos en El Español [donde me manché la manga derecha de mi gabardina al meterla en plato de anchoas de Antoñito] y tomamos en Tapenade al son de las isas de Gasparín... y no me sentó nada el tometeo... me despedí de mis chicos y, sobre todo, de Antoñito, al que no supe qué decirle de nuevo y corrí hasta mi casa para tomarme un par de piezas de fruta [creo que fueron dos mandarinas]. Luego me vine a mi estudio par intentar pintar o escribir algo, y la tarde se fue retorciendo con un dolor de cabeza insoportable y un malestar general que me dejaba absolutamente impertinente para la fecha.
Sin ganas de celebrar, hice las visitas pertinentes de familia, esas visitas de besos y abrazos por el final de algo que no es final de nada... solo me quemó de verdad el abrazo que me dio Ángel, particularmente fuerte para lo que acostumbra... que me pareció como un abrazo de verdadera despedida y me dejó pensando mucho rato... y me amuermé entre la que llevaba y el abrazo de Angelito... y luego a la casa de mis padres, donde teníamos cena findeañera con mi hermana y con Malick.
Para intentar pasar el trago con cierta normalidad me tomé una aspirina, pero mi malestar no cedió y comenzó el banquete, que en casa de mis padres siempre son banquetes, que a las pruebas me remito:
MENÚ
Cucharada de lentejas recién hechas para que el año venga con suerte [costumbre italiana que este año ha asumido mi madre influida por mi hermana y que me jodió de entrada, pues tuve que tomar mi cucharada de ese plato que me da verdadera repugnancia desde que tuve que tomarlo un día sí y otro también durante mi tiempo de servicio militar].
Empanada caliente de jamón y queso derretido.
Canapés de hojaldre.
Langostinos.
Mejillones y pulpo.
Jamón Ibérico de bellota.
Ensalada fría de atún.
Filetes de lomo empanados [es una especialidad que mi madre borda y que mis hijos le piden siempre de rodillas].
Cordero al jerez [plato siempre presente cuando vienen a comer Malick o Youssouph].
Tarta de Manzana [otra de las especialidades de mi madre... está de rechupete]
Puding de leche [para morirse de gusto].
Uvas de la suerte.
Turrones, mazapanes, cava y sidra espumosa.
Yo, que no sé aguantarme con la comida deliciosa de la señora Carmen, comí en silencio de todos los platos a medida que iba notando que mi malestar crecía.
Todo se rompió con Felipe, que se puso borde para salir con sus amigos [está castigado por su mala cabeza] y a la una ya estábamos todos en casa y enfadados [menos mi Mari, que se había ido de cotillón con las amigas y se presentaría en casa a las diez de la mañana de hoy, vamos, hace un ratito... más cabreo]. Así que me metí en la cama y no dormí un clavel, daba vueltas como una gineta herida y sudaba a lo bestia... a las siete me levanté para vomitar como una fuente y después logré dormir hora y media... pero cuando llegó mi hija ya me levanté, me duché y me vine a escribir un ratito... justo al entrar a mi estudio, otra revolución de estómago y a vomitar de nuevo...
Esta ha sido mi salida y mi entrada de año, cabreado, medio enfermo, jodido por los hijos y por lo de Antoñito y con unas ganas enormes de mandarlo todo a la mierda y de tomar la determinación de que jamás volveré a celebrar estas jodidas fiestas.
En fin... la cucharada de lentejas...
Ahora estoy escuchando a Bob Dylan y me he servido una copita de jerez templado. Estoy solo y me dejo hacer por lo que dicta mi cabeza nublada mientras me fumo un Pall Mall [que ya no me da el monedero para Chester]... suena ‘Tweedle Dee & Tweedle Dum’ y me pienso en las arenas de las afueras de Trujillo, caminando sin un rumbo fijo junto a las huacas tapadas, solo caminando y respirando el aire caliente de la costa oeste sudamericana...
Todo es pura contradicción y de pronto me da por buscar mi ejemplar de obras completas de Girondo... y busco su poema ‘Cansancio’... un poema perfecto para hoy...
“Y de los replanteos
y recontradicciones
y reconsentimientos sin o con sentimiento cansado
y de los repropósitos
y de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezables
y del revés y del derecho
y de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y remembranzas y remembranas de pegajosísimos labios
y de lo insípido y lo sípido de lo remucho y lo repoco y lo remenos
recansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductos
repletamente cansado de tanto retanteo y remasaje
y treta terca en tetas
y recomienzo erecto
y reconcubitedio
y reconcubicórneo sin remedio
y tara vana en ansia de alta resonancia
y rato apenas nato ya árido tardo graso dromedario
y poro loco
y parco espasmo enano
y monstruo torvo sorbo del malogro y de lo pornodrástico
cansado hasta el estrabismo mismo de los huesos
de tanto error errante
y queja quena
y desatino tísico
y ufano urbano bípedo hidefalo
escombro caminante
por vicio y sino y tipo y líbido y oficio
recansadísimo
de tanta tanta estanca remetáfora de la náusea
y de la revirgísima inocencia
y de los instintitos perversitos
y de las ideítas reputitas
y de las ideonas reputonas
y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias
desde qué mares padres
y lunares mareas de resonancias huecas
y madres playas cálidas de hastío de alas calmas
sempiternísimamente archicansado
en todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo o sensitivo tibio
remeditativo o remetafísico y reartístico típico
y de los intimísimos remimos y recaricias de la lengua
y de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas
y sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras
simplemente cansado del cansancio
del harto tenso extenso entrenamiento al engusanamiento
y al silencio”
Y lo mismo alguno comparte hoy conmigo esta sensación, este deceso ronco, esta malaformadestar, este yoquesé...
Y salí a la calle a comprar tabaco... estaban allí la gitana, el pintor alcohólico, los dos viejitos sin partida y una mujer con paraguas... eso era el mundo hace cinco minutos, eso y tres camareros solos, con camisa reblanca, en la barra del restaurante Español, el único local abierto a esta hora en mi entorno... los demás andan aún en la resaca de la noche, preparándose para la enorme tristeza de mañana, y para la de pasado mañana... y me propuse sobreponerme mientras Bob comenzaba ‘The times they are a-changin’.
•••
Estoy mal llovido, mal escrito sobre las aceras que piso, tengo las venas malcaminadas porque golpean a ceniza... pero le doy gracias a todo lo que nace, a la duda y estas semillitas de esponja que tengo en la cabeza y que me hacen volar como un albatros viejo... quizás aún pueda ser el huevo a punto de romper.
El mundo es pura infección esta mañana.
Girondo ayuda muchísimo a sobrevivir, es que lo que a una le está pululando por la cabeza a menudo y no acaba por materializarse, va Girondo lo clava, lo reclava como diría Gelman.
ResponderEliminarTe dejo este poema de Gelman que no tiene que ver con nada de esto, pero me apetece.
Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.
Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.
Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.
Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.
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Además, hace tiempo que quiero dejarte un comentario y no encontraba un motivo real. Hoy si.
Genial Girondo siempre.
ResponderEliminarBesos desde Madrid (estoy ejerciendo de hija).