1. Ni existe la calle "Pie de Toro" ni el bar al que se refiere se llama así... cosas de Béjar.
Las cosas y las personas deben llegarnos siempre sin buscarlas, pues del desprecio asoman siempre los mejores hallazgos... son enseñanzas de ese “El oficio de vivir” Pavese que es para mí biblia profana... je.
Soy la hostia, pues el pasado verano le había prestado unos libros a José Luis Morante y me he pasado meses buscándolos en las estanterías de mi estudio con sensación de haberme convertido en un alzheimero de na... encima eran mis favoritos, coño, el mentado “Oficio” y los “Cuadernos” de Valéry... pero Antonio GT me los dejó ayer en casa [en su último viaje a Madrid, Morante se los había dado para que me los devolviese]... cuando los vi sobre mi cama salté de alegría [también venía la edición antológica de la poesía de García Montero, que se la presté a Morante porque, para mi gozo y su satisfacción, es quien hace el estudio preliminar a una edición que Cátedra va a sacar sobre el poeta granadino nacido en 1958 [un año después que yo... de ahí el paralelismo experiencial, la igualdad del decorado]... he aquí una de las razones por las que me he decidido a volver a leer a Luis [y no es pequeña], esa relación última con mi amigo del alma [José Luis está verdaderamente entusiasmado y feliz con ese trabajo, y lo que hace feliz a mi amigo, me hace feliz a mí]... así que ando como un niño con zapatos nuevos, sobando y resobando mis libros recuperados.
Y en ese [este] oasis, pues que comparto conmigo mismo el silencio de moscas Goldwin de este sentarse a esperar, la silla envejecida por el uso de mis nalgas, los carboncillos gastados, el olor tumefacto de la ciudad cerrada, toda la incomprensión que llega de los gestos ajenos y esta mordedura de veneno que lo emponzoña todo... ¿no era esto el oasis?... ¿pues a qué se mezcla la ponzoña con el agua limpia?... y que me tocó salidita a un cole del pueblín para afotar a un montón de críos delante de una figurona de María Auxiliadora... y en el paseo de ida, todo el tramo de locales estaban en alquiler o venta [destrozados, hundidos, sucios, pasados de todo]... y me detuve un ratito ante el antiguo Cine Castilla [hoy ruina penosa]... y acabé foteando el curioso Palacio de la Moda [que fuera en su día gran almacén del sitio y hoy es reliquia]... el pueblo está fatal, quedándose sin gente, con los negocios cerrándose a un ritmo verdaderamente alarmante... es para acojonarse, de verdad.
Volví con mis fotinas sonriendo [que los niños son cielotes que saben quitar las penas] y leí un ratillo a Pavese.
2. Fachada del maravilloso Palacio de la Moda.
3. Esta foto la hice para que Sinda entienda cómo se está gatinino. Gato en un contenedor de San Juan.
Pues aunque sí que es desolador el paisaje que pintas, también se notan pinceladas de color en tu entrada de hoy, y que ya voy entendiendo el estado gatinino. Creo que es un buen hallazgo esa expresión.
ResponderEliminarLos gatos siempre van asociados en mi memoria, a París, a la Maga y a ti.
Me alegra tu alegría por la recuperación de tus objetos perdidos. El olvido seguramente se debió a que te despreocupaste de ellos porque sabías que estaban en buenas manos (a mi me ocurre mucho). Así debe ser, de otro modo no cabría tanto ni siquiera en tu disco duro, que vaya si tiene memoria.
Un abrazo grande.
PS: Me has animado a leer a García Montero. Confieso que apenas le conozco. He leído casi todo de Almudena Grandes, y prácticamente nada de él.
Mi barrio está igual. Entre lo mal que está el asunto y los dos años de obras que se ha tirado el Gallardón buscando el tesoro... han tenido que cerrar casi todas las tiendas. Si hasta han traspasado tres bancos! El resto son todo chinos. Ahora somos Chinatown.
ResponderEliminarBesitos.
(Encontré la foto! y que no tenga yo ninguna contigo... cawendiez!)
Inolvidables y tantas veces pateadas calles de Béjar, desde La Corredera hasta el Instituto Ramón Olleros.
ResponderEliminarCon cuánto cariño recorro mentalmente sus calles y entro en sus comercios -ahora, por lo que se ve, en baja- aparte del grato recuerdo de salir para casarme un cinco de julio de 1975 desde una casa que conoces muy bien hasta la parroquia de El Salvador.
Un saludo desde Huelva, amigo, y te deseo buena suerte.
PD: la iglesia en la que me casé fue en San Juan.
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