Estando esta mañana “En la masmédula” (muchos días la visito en estos tiempos, porque me da rubor, caricias, alma...) me dieron unas ganas irresistibles de orinar y lo hice justo en “Mito / mito mío” mientras miraba la página aledaña entre el tirititrán miccionativo, el golpeo del chorro en “mientras declino en cualquier tiempo” y el escurrir gotininero de la minga... era el poema “Ella”, una fiebre sin más o con muchísimo más... y me quedé pasmado con la pilila afuera y medio agusanadilla... “Es una intensísima corriente / un relámpago ser de lecho / una dona mórbida ola / un reflujo zumbo de anestesia / una rompiente entre florescente / una voraz contráctil prensil corola entreabierta / y un rocío afrodisiaco / y su carnalesencia...”... ya se marcaba a presión pura el aro del retrete en mi muslamen cuando empecé a flipar como hago siempre que orino con Girondo... ofidia la mujer, ofidia ella, tragalotodo ella o traganada, asfixiante a ratitos, distraída, traída y por traer, hecha y deshecha en la cabeza mía, no en el cuerpo, jamás en el cuerpo, que no hay suerte... o sí que la hay, no sé... blanda al tacto total, dura en los ojos, caleidoscópica, caldo caliente, hielo fría... y su muerte de pétalos pelándote, peleando conmigo sin estar aún siquiera, sin conocer mi nombre, lúgubre si despierta todo... lámela, desabrígala lento de sus bragas de seda, pero que no despierte... lámela con los ojos de saliva caliente, con el aliento cálido de tus pulmones de helio... y ajusté mi sentada, pues la falta de riego ya dormía mis muslos y los dejaba sórdidos... tenía el culo frío... “... es la sed de ella ella y sus vertientes lentas...”... y erecté en un pispás al ver que ese “ella ella” no eran solo palabras, erecté como un sátiro sin dominar el látigo de la sangre fluyendo... “... un chupochupo súcubo molusco / que gota a gota agota boca a boca / la mucho mucho gozo / la muy total sofoco / la toda shock tras shock / la íntegra colapso / es un hermoso síncope con foso / un cross de amor pantera al plexo trópico...”... relámpago esa “ella” capaz que incapacita, relámpago luciérnaga con rayo que despenetra y clava desclavando, relámpago bombilla de neón que desazula al muerto y lo endereza si dejarle lugar a otra pereza que no sea morir en un suspiro... respiro... desrespiro... aliento... desaliento... y siento cómo salta, sin el preciso tacto, el flujo seminal, ese hijo muerto que en un golpe de agua ya ni es muerto... “... un paradigma / un eromito / una apariencia de la ausencia / una entelequia inexistente / las trenzas náyades de Ofelia / o solo un trozo ultraporoso de realidad indubitable / una despótica materia / el paraíso hecho carne / una perdiz a la crema.”... me asumo y ruborizo por ser el estallido incontrolado, me lavo y me deslimpio de ese poema armado con balas lubrigráficas, cremallero mis jeans, los abotono, me peino un poquitín con los dedetes y salgo al mundo nuevo y relajado, del mundo “En la masmédula” al mundo desastrado de los picos de sierra y los eunucos bárbaros de la deuda y los bancos.
Leer a veces cura, calma, da luz y deja rastro.
Sobre todo si eres tú a quien se lee.
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