Me he dado cuenta hace unos días que la poesía me ha llevado al estudio de diversas materias con tensión y con más ganas que nunca, y lo ha hecho hasta el punto de que el estudio diario y anárquico puede a la poesía, de tal manera que ya ni me permite atacar un poema. También he caído en la cuenta de que la poesía me ha hecho repudiar la prosa y hace años que me cuesta un enorme trabajo acabar de leer una novela. Mis apetencias corren por los caminos de la filosofía y por los de la ciencia, y siempre jugando a buscar sus nexos de unión y las zancadillas que una le pone a la otra. También es cierto que los poemas propios que me han dejado más satisfecho hasta el día de hoy son los que parten de conceptos recien estudiados y razonados.
Y soy feliz de saber esto hoy.
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