Ir al contenido principal

Una con Fray Luis de León.


El viejito de siempre acabó de comer y corrió como pudo a amargarme el café. Llevaba todavía un gran trozo de piña en la boca cuando arrancó a hablar para petarme el mejor momento del día. Yo le escuché con educación, como siempre, mientras sorbía mi café calentito, hasta que me dijo –refiriéndose a que no sé quién se había presentado a un premio–: “Dime el nombre de alguno de los premios literarios importantes de Castilla y León”… Yo le contesté sin ganas que el Fray Luis de León… “Ése no es –me replicó–, pues Fray Luis era compañero mío de estudios y me acordaría enseguida”. Tuve que aguantarme el llanto ante la seguridad con la que el anciano afirmaba las bondades de tal compañerismo.
Y me sentó mal el café por tener que sujetarme, y empecé a pensar en la suerte que tenemos los humanos porque las casas tienen paredes y techo, porque en los balcones hay macetas con geranios, porque llevamos llaveros colgados de las trabillas del pantalón, porque disfrutamos de cordones para sujetarnos las gafas al cuello, porque tenemos tijeras y clips y grapadoras y agujas de coser con diferentes tamaños de agujeros para pasar el hilo… justo cuando le dejé –ya andaba a punto de estallar– el tipo se tragó el pedazo de piña con el que había acompañado su monserga.
A ver si le sienta mal al hombrito y mañana me deja tomar el café a solas, coño.

Comentarios

  1. ¡Ja, ja, ja! ¿Lo de la piña es una metáfora?
    Me parece, amigo Luis Felipe, que deberias volver a mis collages, te sentaron muy bien (a mí también). No temas "comerte" tus horas, soy una chica formal, aunque no millonaria ;-)
    Besote, con o sin tilde.

    ResponderEliminar
  2. Lo encontré!:
    Nada es lo mismo, nada
    permanece.
    Menos
    la Historia y la morcilla de mi tierra:
    se hacen las dos con sangre, se repiten
    (Ángel González)

    El otro día le dije a Nikté que tenía razón y que tendría que dejar de darte la plasta, pero yo también soy yo y mis contradicciones: he pensado que lo mismo que Vd., Sr. Comendador, nos da opción a "comentar" también tiene Vd. opción a no leer.
    Ojalá no te esté molestando, porque a mí esto me gusta y me alegra (porque tú me gustas y me alegras, y no es peloteo) así es que (hasta que no me digas lo contrario) yo sigo a lo "Juan Palomo" y sigo con la canción del otro día:

    "...Aprender a perder el miedo a quedar como un idiota...!"

    Qué risa con lo del viejo! y encima puedes dar gracias que fuera piña, que otros hacen lo mismo con los gargajos... (puagg, puagg)

    ResponderEliminar
  3. ¿Cómo explicaros, Donce y Nitké, que me encanta recibir vuestros comentarios?
    Lo que sucede es que soy demasiado 'Comendador' y muy poco 'contestador'.

    Besotes a ambas... y a Guadalupita.

    ResponderEliminar
  4. El currito de la imprenta irrumpió en la cafetería cuando yo estaba terminando de comer. Me miraba desde la barra, como siempre, atento al ritual diario. No le hice esperar. Me levanté con el último trozo de piña en la boca y fuí a darle conversación. El tema no importa, me cae bien el chaval y tampoco me importa servirle de colchón en su diario cuando la inspiración está de excedencia.
    Empecé a hablarle de un conocido que se presentaba a un concurso y me quedé perplejo al darme cuenta de que se tomaba en serio lo de fray Luis...
    Me estaba jodiendo vivo la hernia de hiato y la falta de sinceridad de mi contertulio.
    Repentinamente eché de menos mi generación maldita en la que elegir era de obligada supervivencia y odié la generación del poeta, tan hecha, tan fácil, tan soberbia...tan banal.
    Nada mas llegar a casa tiré del bote de bicarbonato. Creo que hoy me sentó mal la piña.
    ..................................

    Un abrazo triste, hermano.

    ResponderEliminar
  5. Una contestacion muy correcta y elegante (la del señor de la piña),teñida con un halo de tristeza, que realmente me ha dolido, Luis Felipe a veces te pasas, estas en tu zona y es tu derecho,es tu blog, y ya ves, la intimidad en el medio no existe, la tecnologia trae estas cosas.

    ResponderEliminar
  6. Todo es relativo.
    En todo caso, si he jugado con la acidez en esta entrada, es porque el tipo se lo merece por distintos motivos [no solo por joderme el café].
    Obvié sus comentarios sobre Zapatero, sobre los inmigrantes, sobre la Conferencia Episcopal, sobre los comunistas y sobre los homosexuales.
    En fin... creo que no me he pasado... aunque siento haber herido algunas sensibilidades.

    Disculpas.

    ResponderEliminar
  7. Me parece que este viejito que te jode el cafés es el niño ese del chiste:

    -Un inspector de educación que llega a un colegio a comprobar el nivel de los chavales.

    Inspector: A ver, tú ¿quién escribió el Quijote?

    Niño (llorando): ¡Yo no he sido! ¡Yo no he sido!

    Inspector (estupefacto): ¡Pero bueno, esto es el acabose!

    Maestro: Mire sr. Inspector... este es un niño muy bueno... y si dice que él no ha sido, es que él no ha sido.

    ResponderEliminar
  8. No quería yo levantar polémica. A lo mejor ha sido mas ácido mi comentario que tu entrada, pero te pedí permiso una vez para decirte lo que pienso y me lo diste. Me enfado contigo al igual que me enfado conmigo misma (será el aprecio).
    Me puse en la piel del abuelo sin conocer quien es (ni me importa) y me indigné. Si a alguien no le apetece mi conversación al menos merezco saberlo claramente.
    Un abrazo fuerte, hermano, y no saques esto en el blog.
    Por cierto...¿Podré seguir diciendote lo que pienso?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj