Ir al contenido principal

Vino mi hermana y se fue...



Vino mi hermana y se fue, porque era el cumpleaños de nuestra madre bonita, y me dejó unos chicles y un paquete de Chester al que le faltaba un cigarro… y un nudo en la garganta pequeñito, uno de esos nudos que llevan en su doblez frases como ‘y te vuelves a ir’ o ‘no estás del todo’. Quiero a mi hermana muchísimo, pues es más mi primera hija que mi hermana, no en vano nos separan quince años de edad, pues la sacaba a pasear con mis amigos cuando era un bebito chiquitín y gracioso, la mimaba y le enseñaba cosas que asombraban a sus amigas, le hice todas las fotos del mundo, como un padre primerizo y babosote, y siempre la escuidriñé con ojos severos y tiernos a la vez… ella quedó marcada por mi música y por mis cosas de universitario imberbe [siempre lo recuerda], hasta que un día voló para tramitar su vida en solitario en otro espacio físico [bastante más abierto que éste en el que habitamos fuera del tono de los siglos… todo para su suerte]. Ahora mi hermana es la confidente de mi hija, y yo las veo pares, y yo las siento iguales en la esfera que me contiene… y me vuelve ese temor terrible al futuro de mis chicos, ese no saber qué, ni cómo, ni cuándo…
Cada marcha de mi hermana a su tierra de usos múltiples me pone en guardia… pero no sé qué hacer.


Comentarios

  1. Mmmmmmmmmmmmm... ¿Me has borrado de tu lista?
    Mi hermano también fue un poco padre mío y un mucho líder. Me lleva ocho años. Estuve mucho tiempo pensando que "mi hombre ideal" debería parecerse a él, y de hecho, mi "primer amor" se le parecía algo.
    Ya no creo en lo de "hombre ideal", no existe.
    Existen, sin embargo, "amigos especiales" y esto está mejor, mucho mejor. Yo tengo cuatro o cinco.
    Nada más mono que un niño dormido.
    Buen finde.

    ResponderEliminar
  2. No te borré, hace unos días le di a adjuntar en "blogs de los soy asiduo" en el directorio y se borraron algunos blogs que estoy recuperando... ya volví a poner el tuyo, pues no me había dado cuenta de que no estaba.
    Disculpa.

    Un besote y buen fin de semanita.

    ResponderEliminar
  3. A falta ya de mi madre, mis hermanas mayores son la tierra a la que vuelvo. Son tranquilidad y refugio. Seguro que la tuya te ve como una roca.

    S.

    ResponderEliminar
  4. Cuando tienes un hermano - padre como yo lo tengo, todo es "maravillosamente" difícil. Ser tu hermana además de un orgullo, es un trabajo duro de llevar, como la mujer de un torero...ja, ja...te quiero tanto y tengo tantas cosas tuyas que te sorprendería, las utilizo con mis amigos de aquí, los que no te conocen...y creen que son mías, como hace un hijo con un padre. En fin hermano, que te quiero, que te quiero, que te quiero y que tengo un tesoro de familia. Que esta noche, voy a dormir como una reina con un escudazo contra la crisis, los problemas y todo lo que se me ponga por delante.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj