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A 2010 con el viejo F.



Estás de agua hasta las trancas, viejo, pero sé que te gusta, siempre te gustó la lluvia hasta que los hombres se cubran de verdín o todo sea lánguido... te encanta cambiar el gerundio por el infinitivo y confundirlos.... lloviendo por llover, el ahora por el siempre... y te metes en tu concha a jugar a ese juego de azar en el que intentas emitir significados intuitivos... en fin, que te toca hacer resumen del año, a ti, que eres puro resumen en todo lo que haces... vamos a ello:
La cosa ya no estaba bien cuando arrancó 2009, me refiero a la económica, viejo, pero pudiste parar la vorágine que te rodeaba con algo de cabeza fría –a pesar de que todos desconfiaban de tu tranco–... y lo conseguiste a medias, pues has rematado el año con la turba de cercanos acuciándote acojonaditos, pero habiendo cumplido casi todos los trámites [ellos no saben que tu filosofía de trabajo consiste en hacer y esperar, en capear los temporales con el culo apretado y solucionando siempre en ese perfil bajo que tan bien funciona si el que está al lado sabe entenderlo]... en fin, que al final te han impuesto un despido que no querías de ninguna manera, viejo, y una situación empresarial que tú nunca habrías firmado si la decisión hubiera dependido solo de ti... todo esto te ha demostrado que el mundo pertenece a los tipos de mirada fascista y que poca gente es capaz de mirar algo más allá de sí misma [la pena es que en el camino ha quedado gente hermosa, mientras los pequeños buitres esperan su manjar de muertos... es triste convivir en un medio que enfrenta el dinero al hombre y siempre escoge el dinero]...
De salud, pues andas en ese ‘bien, gracias’ que se dice para no pasar por la consulta del médico ni atado [ya andas en la edad de los achaques, y una visita a los carroñeros de bata blanca aumentaría sin duda tu vocabulario médico]... un par de malos momentos [una gripe cabrona de cinco días y un pinzamiento de quince que acabaron quitándote doce kilos de un zarpazo], la inestimable cistitis crónica que sobrellevas sin medicación alguna desde que Alberto Hernández te abrió los ojos sobre la incapacidad del norfloxacino comparada con la de recuperación natural del cuerpo, el dolor de la rodilla izquierda de cuando en vez y la espalda hecha unos zorros [solo cosas de la edad... qué más pedir]...
Así que todo más o menos bien, sobre todo porque hay amigos que están y permanecen en cualquier circunstancia, ¿verdad, viejo F?
Del resto, pues que viajaste y fuiste sedentario, que trabajaste a tope cada una de las horas previstas en el tiempo autoimpuesto de creación [eso te trajo la edición de ‘Dientes de leche’, un poemario con el que estás realmente satisfecho, que lo sé de buena tinta], que tus proyectos solidarios van despacito, pero seguros [y eso hace que te sientas de puta madre], que pudiste conversar con gente hermosa los días que te apeteció y que conociste a magníficas personas nuevas y que te desencantaste con unas pocas personas viejas [cada día llevas peor el egoísmo, el paramisolismo, el narcisismo vacío, la cobardía y la hipocresía]... pero no pasa nada, que así somos los hombres, viejo F.
En lo que toca al pensamiento, creciste bastante, pues leíste más que nunca y a tu puta bola, lo que te ha llevado a racionalizar un montón de aspectos de la vida y del hombre que te han hecho enfocar algo el caminito [en este aspecto te pongo un notable porque me da la gana].
Y luego el mundo social y político, viejo F, el entorno mediático, las cosas que van moviendo el mundo... una puta mierda pinchá en un palo... y lo peor de todo, lo peor de lo peor de este año que termina, los medios de comunicación, una fragua de Vulcano llena de hijos de puta que modulan las corrientes de opinión al gusto de los tipos del dinero, que crean problemas mediáticos [y solo mediáticos] que siempre se resuelven con el bolsillo de algunos lleno de pasta [ayer, por ejemplo, te descojonabas cuando la CUATRO contó el ‘turbio’ asunto de las vacunas de la gripe A... y lo hacían sin rubor alguno, cuando ellos han estado todo el año al dictado de las multinacionales farmacéuticas]... elevan al que les apetece y despedazan al que les sale de sus nalgas lavadas, levantan bulos, destrozan vidas, aúpan a políticos y luego los dejan caer... pero nunca hablan mal de la banca, nunca tocan el tema de los que realmente mueven el mundo con sus manos miserables... hacen actualidad caliente de gilipolleces [hasta 20 minutos por telediario para hablar de C. Ronaldo] y silencian temas tan acuciantes como las muertes diarias por miseria, hambre, sed o enfermedad en cualquiera de los mundos habitados. Merecen ser colgados todos en las plazas públicas del planeta.
¿Y los políticos, viejo?... el Partido Popular en su versión más rijosa, falsa y malvada de la derecha democrática [si es que existe una derecha democrática]... jugando constantemente a destruir, alimentando a ladrones mondos y lirondos, albergando a auténticos sinvergüenzas sin sonrojarse, esperando a que todo se venga abajo para quedarse con los restos del naufragio... ojo, y no solo hablo de los políticos de derechas nacionales, no, que en los pueblos los hay más pérfidos y dañinos, más hirientes e interesados [claro, que esos son los clásicos ‘obreros de derechas’, la peor tropa que pueden albergar las centurias cavernícolas]... y el Partido Socialista en ese terreno de nadie, sin saber ser una izquierda real y efectiva, siempre con medias tintas liberales, siempre con dobleces y con mieditis... pero es lo que nos merecemos, por ser una puta pandilla de mediocres mezclados con una turba de meapilas... qué pena.
Yo pido cárcel y dura condena para cada uno de los políticos que se aprovechan de su cargo para medrar y para los que destruyen por puro egoísmo electoral [todos conocemos a algunos, ¿verdad?]. Tú también, viejo, ¿no?
Y la banca... ese meadero lleno de babosas y cucarachas que se han hecho con el poder real a partir de la absurda irrealidad del dinero... lo vampirizan todo y nadie puede nada contra ellos, pues tienen en su puño a los medios, a los órganos políticos y a los estamentos que marcan la norma económica del mundo [¿quién puede entender que, con la dura crisis que estamos sufriendo, ayer mismo se dieran los resultados del año en bolsa y dos bancos españoles han ganado más que en todo el decenio?... ¿esos son los que piden ayuda a los gobiernos mientras nos niegan el pan y la sal a quienes necesitamos de su gestión diaria para sobrevivir?]... a la hoguera con ellos.
Hace unas semanas, en una reunión oficial que mantuviste con tipos importantes de la provincia, se te ocurrió solicitar de tus contertulios que acordaseis una felicitación al personal trabajador por su sacrificio [para salvar el barco, han decidido rebajarse el sueldo, entre otras medidas], y uno de ellos te contestó airado que la obligación del trabajador es sacrificarse, y que lo que se hace porque se debe hacer no admite agradecimiento alguno [el tipo tiene los riñones bien cubiertos, claro]... así funciona el mundo hoy, viejo, así son los ricos [unos hijos de la gran puta –por si acaso no lee esto A. R., que alguien se lo haga llegar para que mañana salga a prensa con su cantinela amorfa, interesada y chivata... ‘¡¡¡El viejo F ha llamado hijos de puta a los ricooooos!!!’, que lo mismo le viene de lujo para pillar dos votos más].
No eres mejor, viejo, después de 2009, eso lo tenemos claro ambos, pero tienes un año más y eso te viene dando rienda suelta para decir lo que te plazca y cuando te plazca, para contar que algunos han salido de su puesto político con cuatro veces más de patrimonio que el que tenían al entrar [se ponen los bienes nuevos a nombre de familiares y a reír], que han colocado a sus hijos a dedo justo donde no puedes colocar tú a los tuyos, que se han dejado untar de cien maneras distintas [algún día hablaremos hasta de los ofrecijos por boda de hijos de políticos, que eso parece que no tiene un seguimiento administrativo, pero tiene un buen resultado en cuenta, viejo]... y es que te han atacado directo este año, te han dado bien y fuerte, y ya se te están hinchando los cojones de que toda la leña se la acaben dando al mismo mono... vaya, voy a respirar, que me estoy calentando...
En fin, un año de mierda por un lado y de verdadero lujo por otro... un año para seguir siendo nadie mientras sabes, viejo, que lo puedes ser todo cuando te plazca.
Y eso, que feliz entrada y salida.



•••

Comentarios

  1. Que les den, querido Luis Felipe. El año nuevo ni nos dará ni nos quitará. Así que sigamos dando guerra. Un abrazo.

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  2. Pasaba por aquí para desearte que los ladrones robaran todas las deudas en el veinte diez, pero viendo lo ordenadito que eres: haciendo inventario y recapitulación de todo el año, habrá que volver con más calma para rumiar mejor todo lo que dices, que no es poco. Hay mucha verdad en las cosas que dices.

    Un abrazo y que sigas buscando la sombra de la pirámide.

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  3. Nadie, eso somos. De todo lo escrito (largo, jugoso, concentrado también) me quedo con eso. El año de mierda tiene su envés jubiloso. O el año jubiloso tiene su revés asqueroso. Como siempre. A uno lo salvan siempre los vicios y la gente que quiere. Nos repartimos en esos dos frentes: en los libros, en la música, en el cine, en los amigos, en los hijos, en la mujer, en las noches de lluvia asomado a la ventana, echando esta noche un purito de esos pequeñitos y pensando, en soledad, qué bien fue todo o qué mal. Qué bien y qué mal por partes. Debe ser así, supongo. Ando yo fatigado este año de quebrantos metafísicos: me duele el alma a la altura del ojo. La Navidad es siempre un engorro: siempre. La salva la sidra y unos ratos que echa uno con los amigos, a pie de barra, rematando disparates, o la familia, en ocasiones, no creas, recreando en un par de minutos la gloria del apellido, el tiempo entregado a querernos. Desconfío de las rutinas, pero a veces me tiran mucho. A quién no. Nada más que escribirte, Luis, amigo. Que entres el año jubiloso. Nada de mierda, please. Bebe con moderación (ese Habana tuyo) o sin moderación alguna. En fin. Ya tenemos una edad. Pienso que siempre tenemos una edad. Esta mía (44) tiene sus contras, sus pros. Una edad. Cuelgo. Cierro.

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