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Esto es vida...


No recuerdo las horas de zozobra esperando a la jauría de verdugos porque no las viví, pero tengo presentes los ojos de mi madre cuando cuenta la falta del centro de su vida, su padre, cómo entorna los ojos y se encienden de lágrimas mirando a un más allá que fue aquel tiempo de falta y agresión de vencedores. Asomando a la vida con tres o cuatro años de calibrar el mundo ya le tocó sufrir y aún se le nota cuando aflora ‘El Juguete’ como ausencia de padre, como un rito constante de la memoria inventada, de ‘habría dicho’ y ‘habría hecho’.
Hoy, durante la comida en familia, hemos brindado por todos nuestros muertos pronunciando sus nombres y sonriendo por ellos… un homenaje sencillo y tranquilo, relajado y casi lúdico… Nos faltan Maxi, Pedro, Ricardo, Antonia, Joaquina, Saturnino y los dos mejores felipes de esta historia pequeña, singular, pero seguimos siendo uno porque ya hay varios hermosos relevos tomando oxígeno.
Después de la comida para celebrar el espíritu de una familia natural y sin el falso motor cristiano [repito de nuevo esos adjetivos que tanto me gustan… ‘civil y profana’], me fui con mis chavales a la piscina y nos dimos un baño de roces y abrazos, de aguadillas y brincos… El saldo es una espalda dibujada de enorme arañazos que saben a victoria, pues entre Felipe, Julia y Guillermo no consiguieron hacerme la aguadilla de la muerte [ellos, en cambio, tragaron agua clorada como grandes mojicones].
Ahora estoy absolutamente agotado y totalmente feliz… conservo a mis padres y disfruto de mis hijos, amo a mi mujer y quiero con pasión a mi hermana.
¿De qué puedo quejarme?
De Tontopoemas ©...

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