Hace unos días hablaba con un amigo escritor sobre la incidencia del ‘otro’ en el proceso de creación y me quedé sorprendido ante una de sus frases: ‘trabajar el arte como lo hacemos nosotros no merece la molestia de pensar en el otro ni antes, ni durante, ni después…”. El colega trababa todo su discurso en la seguridad de que él es ‘artista’ y hace ‘arte’. Qué equivocación la de mi amigo [no voy a decir su nombre aquí, claro, pues ya le va a joder bastante –o no– que reproduzca sus palabras y las comente].
Decía Pavese que ‘Un artista verdadero habla en sus obras de creación lo menos posible del arte… Quien tiene solo como contenido el trabajo del arte no ha salido todavía de la preparación de las herramientas, todavía no está habilitado para para hablar en el mundo como un hombre hecho.’.
Autopronunciarse como artista es ya en sí mismo un acto de negación de esa calidad, y a mí me gustaría que mi colega, al que aprecio de veras, no patinase de esa forma con sus interlocutores, además de que estas palabras mías le sirviesen para recapacitar y retomar el valor de su obra cuidando la expresión hacia sí mismo.
Lo mismo no me vuelve a hablar [me jodería mucho, porque le quiero un montón], pero creo que los colegas estamos para estas cosas, sobre todo para estas cosas.
Discúlpame si te he molestado en tu orgullo, pero me dejaste frío, amigo.
Decía Pavese que ‘Un artista verdadero habla en sus obras de creación lo menos posible del arte… Quien tiene solo como contenido el trabajo del arte no ha salido todavía de la preparación de las herramientas, todavía no está habilitado para para hablar en el mundo como un hombre hecho.’.
Autopronunciarse como artista es ya en sí mismo un acto de negación de esa calidad, y a mí me gustaría que mi colega, al que aprecio de veras, no patinase de esa forma con sus interlocutores, además de que estas palabras mías le sirviesen para recapacitar y retomar el valor de su obra cuidando la expresión hacia sí mismo.
Lo mismo no me vuelve a hablar [me jodería mucho, porque le quiero un montón], pero creo que los colegas estamos para estas cosas, sobre todo para estas cosas.
Discúlpame si te he molestado en tu orgullo, pero me dejaste frío, amigo.
De FUMADORAS |
En efecto, Luis Felipe. Sin el otro no hay arte. Ni siquiera hay comunicación.
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