Ir al contenido principal

Sobre el 'hombre hecho'.

Hace unos días hablaba con un amigo escritor sobre la incidencia del ‘otro’ en el proceso de creación y me quedé sorprendido ante una de sus frases: ‘trabajar el arte como lo hacemos nosotros no merece la molestia de pensar en el otro ni antes, ni durante, ni después…”. El colega trababa todo su discurso en la seguridad de que él es ‘artista’ y hace ‘arte’. Qué equivocación la de mi amigo [no voy a decir su nombre aquí, claro, pues ya le va a joder bastante –o no– que reproduzca sus palabras y las comente].
Decía Pavese que ‘Un artista verdadero habla en sus obras de creación lo menos posible del arte… Quien tiene solo como contenido el trabajo del arte no ha salido todavía de la preparación de las herramientas, todavía no está habilitado para para hablar en el mundo como un hombre hecho.’.
Autopronunciarse como artista es ya en sí mismo un acto de negación de esa calidad, y a mí me gustaría que mi colega, al que aprecio de veras, no patinase de esa forma con sus interlocutores, además de que estas palabras mías le sirviesen para recapacitar y retomar el valor de su obra cuidando la expresión hacia sí mismo.
Lo mismo no me vuelve a hablar [me jodería mucho, porque le quiero un montón], pero creo que los colegas estamos para estas cosas, sobre todo para estas cosas.
Discúlpame si te he molestado en tu orgullo, pero me dejaste frío, amigo.
De FUMADORAS

Comentarios

Publicar un comentario

Por favor, no hables de mí... si acaso, hazlo de ti mismo...

Entradas populares de este blog

Al Canfrán a varear fideos...

Debe ser de cuando te mandaban “al Canfrán a varear fideos” o incluso de aquella mar salada de los ‘mecachis’... el caso es que siempre llevo puesto algo de casa [que es como decir algo de antes] en la jodida cabeza... y nado entre una pasión libidinosa por decir lo que me dé la gana y un quererme quedar en lo que era, que es lo que siempre ha sido... pero todo termina como un apresto en las caras, mientras el hombre de verdad dormita entre una sensación de miedo y otra de codicia... ¡brup!... lo siento, es el estómago que anda chungo... y tengo ideología, claro, muy marcada, y la jodida a veces no me deja ver bien, incluso consigue que me ofusque y me sienta perseguido... a veces hago listas de lo que no me gusta y de los que no me gustan... para qué, me digo luego, y las rompo... si al final todo quedará en lo plano y en lo negro, o en lo que sea, que al fin y al cabo será exactamente lo mismo... es por eso que hay días en los que me arrepiento de algunas cosas que he hecho, casi t

Los túneles perdidos del Palacio Ducal bejarano.

Torreón del Palacio Ducal con el hundimiento abajo. De chiquitillo, cuando salía de mis clases en el colegio Salesiano, perdía un buen ratito, antes de ir a mi casa, en los alrededores del Palacio Ducal bejarano. Entre los críos corrían mil historias de pasadizos subterráneos que daban salida de urgencia desde el palacio a distintos puntos de la ciudad y nos agrupábamos ante algunas oquedades de los muros que daban base a los torreones para fabular e incluso para ver cómo algún atrevido se metía uno o dos metros en aquella oscuridad tenebrosa y estrecha. Ayer, en mi curioso pasar y por esa metichería que siempre tenemos los que llevamos el prurito de la escritura, escuché durante el café de la mañana que se había producido un hundimiento al lado de uno de los torreones del Palacio Ducal y corrí a pillar mi cámara y me acerqué hasta el lugar. Allí, bajo el torreón en el que se ha instalado una cámara oscura hace un par de meses, había unas protecciones frugales que rodeaban un aguj