Ayer se cumplieron cuatro años del espanto en los ojos y me canté yo solo una saeta incendiaria… y luego puse bien alto la canción que escribí para Jesús Márquez dedicada a las víctimas, y sentí cómo unas lágrimas breves me hacían sentir humano.
boomp3.com
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A pesar de lo que piense mañana la fiera fritanguera afrancesada –y de lo que diga pasado mañana–, me llamó a primera hora Paquito Ortega para decirme que estaría en Béjar hoy y que le apetecía un montón que nos viéramos… y nos vimos, y nos abrazamos, y nos reímos al trintrán, como solo se saben reír los colegas. Yo, por supuesto –me adelanto al comentario de rijosa ‘dama’–, no pregunté a qué había venido, para que nadie pueda acusarme de otra cosa que no sea la de recibir a mi amigo del alma como se merece.
Quitando un solysombra de tristeza en los ojos pícaros orteguitas [la muerte se ha cruzado dos veces cabronas en su vida durante los últimos meses], el niño de Úbeda sigue vivaracho y dulzón, gozoso en sus puntaítas de boquilla casi bíblicas, con ganitas de cantar en público y haciéndolo ya otra vez, componiendo al amor de mil musas de alto standing para una serie putera de quince capítulos, hecho y deshecho en el sabor de calle oscura, enorme siempre y por los siglos… y también en comunión con todos los santos, coño.
Nos prometimos visitas [yo a Madrí y él a nuestro Béjar] y canciones, y mucha cercanía de la necesaria.
También estaba Jess, de chofera y chica para casi todo [un compendio argentino de valores hermosos y plurales]… me cae de puta madre esa chiquilla que me evoca sin paliativos a la mujer latina de los allendesmares… su silbido en la voz, su mirada fantástica, sus gestos de prediosa postconciliar, su arte y su artefacto… divina de la muerte, de verdad.
La cosa visitera se saldó en un par de horas intensas de risas e intercambios, de noticias hermosas [o así] sobre Carita Boronska y Jesús Márquez, de proyectos comunes por hacer, de las ganas de vivir que aún tenemos a pesar de los golpes.
Un abrazote, hermano… y para Jess un beso.
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Acuso recibo de “Respirar de los días”, de César Augusto Ayuso, editado por Milenrama.
No sabía que Paco Ortega hubiera vuelto a cantar, lo último que supe de él era que se dedicaba a la producción. Me alegro, de verdad. Tiene un "toque flamenquito" que lo hace "mu" lindo (si encima, según nos cuentas, el tío es majete pues ¡ole ahí!). Suerte maestro!
ResponderEliminarLo siento, últimamente me siento muy plasta, he intentado no "hablar" pero si no lo digo reviento (espero que la rijosa dama-la fiera fritanguera no sea yo, porque a veces me pega).
Dnc, si faltasen tus comentarios en este espacio me quedaría tristón.
ResponderEliminarY la rijosa dama es de aquí... una de esas obreras de derechas con gorrita de plato, ya sabes.
Besotes.
Dnc, están habilitadas mis páginas para tus comentarios si lo deseas.
ResponderEliminarPerdón por la intromisión, espero no molestar.
MUACCCCKKKKKKK
ResponderEliminardnc