11 de abril de 2009
Volví a la obra de Farruco Sesto, ese descubrimiento venido de la mano generosa de mi amigo José Luis R. Antúnez, y no pude por menos que volver a pillar mis bolis Stabilo para darle salida a este “Salazón” y quedarme relajadito como un bebé.
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Estrena tu luz, que la puerta se abre y entran las manos y los meses. Estrena tu luz en los líquidos salobres que rezuman las rayitas desde esas troneras de la carne por las que asoma el pez sin sus espinas, y vigila cómo maduran tus muertos en la sala de espera, junto al bosque de pájaros y tencas... allí siempre hay una silla dispuesta para aguardar a que todo madure y se haga comestible.
Siéntate desnuda y siente cómo pesan tus pechos como ánforas sobre el vientre, cruza las piernas con ese don extraño de exprimir los pulpos, apoya las manos sobre los muslos y deja caer tu cabeza hacia donde esté el Sur... y espera a escuchar desde el silencio esa piel que cruje en los ganchos.
Los muertos familiares son como las estaciones viejas donde se despide a los trenes con pañuelos blancos, donde los vagones son el adiós mismo en su resbalar por el paisaje.
Estrena la luz y ponte el vestido de boda que guardas en el arcón, vístelo sobre la piel, sin muda, siente el satén y la gasa en tu cuerpo de custodia y siesta... y estrena otra vez la luz, pero ya sin amarras, pero ya sin fronteras de ojos, pero ya sin perros feroces... estrena la luz y búscate entre el satén las anémonas y las aceitunas negras de los pechos... zambúllete en tus aguas interiores y sé la tentación en la punta de los dedos... estrena la luz como si fuera leche reciente y moja tus lomos con ella y sé flauta y laúd, colimbo y tórtola... estrena la luz y hazte la lidia a solas... y que tu cuerpo flamee después de tanta abstinencia.
En tus manos miriápodas crecen escolopendras para darte martirio.
Aguarda a que el salazón sea consumado, aguárdalo en la silla, desnuda, sentada... que el gallo cantará a la hora precisa y verás que en su cresta hay una mano dispuesta a reposar sobre tu vientre.
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Y que a eso de las cinco me vino como un mal rollo de cabeza y fui todo nervios y ganas de orinar... y pillé gasolina y mis botes de pintura y papeles, y me pinté tres veces a puros trazos gruesos y manchándolo todo para buscar la calma... y recorté e intenté pegar, pero con la gasolina no funcionaba el adhesivo... y tiré de grapadora y grapé como agrediendo al papel... y luego dibuje a la mujer, también tres veces, a puro trazo gordo, a manchas inconcretas... y la sume a la mezcla conformando un collage de esta puta mierda que me ha entrado de pronto en la cabeza, y quedó lo que veis como resto goloso de este naufragio a medias que soy, que somos, que seremos siempre. Me relajé de pronto, sin saber cómo ni por qué, y me quedé mirando el collage hasta que me vi en él mejor que en el espejo... soy así hoy, o he sido así, pero logré sacar mi mierda entera con las manos y apretando los dientes.
Pues el cuadro te ha quedado precioso y sugerente. Aunque lo hayas pasado mal para sacártelo de encima. Muy bien, artista. Besos.
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