Soy el sordo de la esquina, el que busca sin prisa el “sub hoc tumulo…” que le resuma y reste, el delator sin lengua, el sastre de palabras mal cosidas, el tartamudo… soy el marqués sin frac ni sobretodo, la nube que no acierta a llover cuando es preciso, el patán indolente con zapatos, el gorrión dañino [no soy el siervo de Dios, que Dios me libre]… soy el tesoro que quise juntar un día y se quedó en decir, soy cuanto quise ser [pero aún no todo], soy boca arriba a veces, soy la imposible hazaña que imaginé de chico, soy el que inclina y alza, el que pretende y vota [pero siempre a bríos], soy el que entiende mal lo que le dicen y el que se dejó la cabeza en el sombrero, soy el bufón de Aquino [que nos cantó el fulero Gaspar Melchor de Jovellanos], soy capítulo aparte en otras vidas, soy el que se levanta de la cama siendo plebeyo hasta que llega al baño, soy a veces huraño y otras puro veneno, soy un álgebra viva si me miras y el óxido sonido de grilletes si me oyes, soy la parca más fiera por las noches… y hasta soy al que más quiere mi coche…
Si me buscas fatal, me veras neto en mi tristeza fuerte. Si me quieres romántico, mastico. Si me infieres misterio, busca el pico que duele en mi antebrazo. Si me extrañas parlero, busca el tapón de cera en tus oídos. Si me quieres directo, aquí me tienes. Si me supones frigio [como el gorro], soy montera. Si quieres que te arrastre, tan solo déjate arrastrar y espera…
Soy el que quiso la elocuencia y se encontró en ingenio silenciado, soy el tonto de misa en el estrado, soy incluso la pera si me pongo, soy el jefe del todo que es la nada, soy algún día la espada [nunca el sable], puedo ser –si me quieres– adorable, soy galeote penando en un poema, soy amigo de algunos [o eso creo], soy feliz diez minutos en mi jaula, soy agnóstico hebreo, soy pularda poco hecha en el plato y con su salsa, soy el que apaga todo por las noches, soy el ministro único en mi casa, soy quien come deprisa y luego arrasa con esos panetones de frutas escarchadas y de pasas…
Si me buscas guerreando, estoy de baja con este cabestrillo en la cabeza que me sujeta entero, de una pieza, hasta que acabe todo el bombardeo.
Mi lema hasta mañana es no dejarme afectar por la mierda de los hombres… que no me borre esta sonrisa un nombre o una cifra o un mal augurio absurdo, que no pierda lo neto en ese burdo trajín de los desmanes que se traen entre piernas los notarios, los bobos funcionarios, los gregarios que asumen sumisión… ni los hurones de despacho oficial y oposiciones… ese mundo de números cagones que se empeñan en darme puerta y aire me tocan, como digo, los cojones.
... para ??????? ¿te ha dado un pasmo, cuore?
ResponderEliminarOye qué gracia, que no te había reconocido hasta que no te has sacado sonriente, cacho(ndo), más que ¡cacho-hondo!
B-sito.