10 de diciembre de 2008
Pagar es, generalmente, esa ‘hora de todos’ que nos deja resecos y engurruñados. Pagar a Hacienda, pagar el gas, pagar el gasto eléctrico, los créditos, las clases de inglés y matemáticas de los críos, la fruta semanal, los diversos seguros, la carne y el pescado... pero esa ‘hora de todos’ es una tontería si la comparamos con la ‘hora de todos’ de verdad, la auténtica, la de desaparecer del mundo al ritmo de rap de la palabra ‘basta’. Y es que no le damos importancia a lo que la tiene, mientras ponemos en rijoso valor lo que no la tiene.
¿A ti, colega, te importaría morirte mañana? ¡Responde!... pues eso.
¿Por qué no pensamos cada día poniendo en la cesta de todo lo valorable nuestra propia desaparición? Actuaríamos de otra forma muy distinta en cada una de las decisiones que tomamos y el resultado común sería otro muy diferente al que ahora arrojamos.
Solo sabiendo que somos para no ser podríamos darle un giro del revés al mundo del hombre. Y es que no nos han enseñado nunca a pensar en descenso, desde lo importante –por definitivo e inexorable– hasta lo absolutamente accesorio.
Soy un hombre primario, lo sé... pero me encanta de ello el hermoso añadido de la contingencia [lo que puede suceder].
Que lo escribió Sarduy en su “Epitafio I”: “Yace aquí, sordo y severo / quien suelas tantas usó / y de cadera abusó / por delantero y postrero. / Parco adagio –y agorero– / para inscribir en su tumba / –la osamenta se derrumba, / oro de joyas deshechas-: / su nombre, y entre dos fechas, / ‘el muerto se fue de rumba’.”.
Tuve un jefe que cuando me enfadaba me decía:
ResponderEliminar- ¿Para qué te enfadas si te vas a morir igual?
Entonces me reía, ahora lo suelo pensar a diario.
Carpe Diem.
Mi abuela materna (murió -para mi mal- cuando yo no había cumplido los 13 años)cuando me veía enfurruñada, me decía: ¿no ves que mientras tú estás enfadada los demás niños están jugando? en esos momentos es como si estuvieras un poquito muerta; si no tienes alegría no estás viva. Así es que el jefe de Adu y mi abuela tienen un puntito en común.
ResponderEliminarJoder, Luis Felipe con tu pregunta, pues claro que no quiero morir, pero sé que moriremos "mañana"; es lo que más me jode de la vida, saber que se acaba tan pronto (yo hace tres días tenía "vint anys, y força, y hoy sólo me queda de entonces que no tinc l'ánima morta, i em sento bullir la sang", lo que equivale a otra buena putada). Así es que lo dicho, "carpe diem".
PS. Mi abuela enviudó ("la enviudaron") con 32 años, estaba embarazada de 7 meses, y tenía otros dos hijos. Desde entonces sólo vivió para ellos y más tarde para sus nietos. Siempre nos hizo ver la vida con alegría. Su pena la llevó dentro, y así me gustaría a mí encarar el futuro -si es que eso existe-.
El futuro es como tenemos que encararlo, el pasado como debíamos haberlo hecho,nunca es tarde, Sinda (con alegría siempre).
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