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Perú [26] :: Los viajes dentro del viaje (1) ::




Fue Ithaca otra vez, los viajes dentro del viaje, la pasión del camino y el no desear llegar nunca a esa certeza incierta que es el destino…
Los viajes del viaje fueron muchos, podría deciros que incontables, y ciertos… fue un viaje de ojos para ver el que me llenó los días, ojos que querían ver gente común en su realidad diaria, y fue duro algunas veces, no lo niego.

VIAJE SOLIDARIO
Montones de basura con niños enredándola en sus juegos, calles solo marcadas por muros de adobe viejo y arena fina, polvo haciendo visible el viento constante, algún llanto callado en los extremos, olores por doquier [muchos nauseabundos… habían dejado un perro muerto en el centro del solar la noche anterior y era irrespirable aproximarse]… y los niños cargados con latitas para recoger agua de los bidones comunes, trasegando sus cantaritos a las casas con sonrisas de papel en sus caras divinas… “señor, sea bienvenido… ¿qué es lo que van a hacer acá?... se necesita de todo, señor… ¿y será gratis?... mire qué niños tan lindos, están solitos, pero son lindos, ¿no?...”… todo es gente de extremos, risa y llanto a la vez, miradas hoscas, tristes, melancólicas, como sin esperanza… algunas risas también… y una mujer vestida de rosa fucsia y negro que se esconde el rostro mientras sonríe avergonzada y me deja fotografiar al niño que lleva en la mantita… “está malito, gringo, pero no hay soles para medicina, ni doctorsito tampoco… y el agua está salobre, y hay zancudos que me lo pican enterito y me lo enferman… y las ratas, señor…”… de un muro negro y sucio sale un hombre mayor y me mira directo, su cara está sucísima y sus ojos son como de fuego… “aquí no hay nada, míster, nada que ver para los gringos, solo miseria, nada que interese… yo hago cebiche y lo vendo en vasitos a quien pasa, así vivo… y no hay solución para estos vecinitos, ninguna solución… mejor se vayan ustedes de esta vergüenza y se olviden… no queremos que vea nadie esto… que nos dejen tranquilitos… para los gringos hay otras cosas, míster, no esto… vayan de aquí, marchen y no vuelvan…”… le di dos monedas de cinco soles y las tomó sin gestos… “… no vuelvan, gringo…”.
Deambulo, miro, huelo, charlo con la gente… “¿Ustedes, qué necesitan?”… “Lo tenemos todo, gringo, todito lo tenemos… materias primas, las que desee… petroleo, ganado, oro, plata, piedras preciosas, frutos, verduras, maderas de todo tipo, pescado, marisco… todo lo tenemos aquí… el Perú es un país rico con su gente empobrecida, no es un país pobre, eso no lo diga nunca, porque es mentira… tenemos una clase política nefasta, corrupta, infame… una prensa que le hace el juego constantemente… tenemos falta de estructuras formativas eficaces, falta de sanidad, falta de control en cada uno de los aspectos que podrían hacer florecer nuestra economía y la de cada uno de los peruanos… y de ahí la lentitud, de ahí el fracaso social… el Perú está hoy hundido por sus políticos, ahogado en huelgas interminables en todos los sectores, herido por un analfabetismo funcional que ataca a más del setenta por ciento de la población… y todo ello propicia inseguridad y predispone a la violencia… el Perú está empobrecido, pero es un país rico, muy rico”… y me tomo un jugo en la calle mientras charlo con la señora que me lo hace y me lo sirve por un sol… “yo vivo así, señor, puedo servir en mi carrito unos setenta jugos en una mañana, y luego hay que pagar las frutitas con ello, que me vienen quedando un día bueno de veinticinco a treinta soles… y soy muy feliz porque casi no presiso nada para vivir, con esto me va bien si no hay enfermedades en la casita”…
Las calles están atestadas de caseritas vendiendo sopa, jugos, frutas, golosinas, ropa, arroz dulce, palta… hay niños sentados en las aceras que me dicen al pasar “gringo, dame soles”… hombres con la mirada perdida, desastrados… mujeres amantando a niños morenitos con caras divinas… cambistas con ojos de doblez…. vendedores de cualquier cosa… “lo peor es la mugre, señor, esta mugre constante de ver que hay otra vida mejor que pasa justo al lado, una vida a la que no podré llegar nunca”.
Tres hombres toman pisco en una tabernita al lado de la carretera, sus ojos están como en trance de muerte… miran a una mujer que pasa como una violación, pero apenas pueden girar sus cabezas para seguirla con la mirada… “qué poto, hermano”.










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